Hay muchos restaurantes típicos que me gustan en BOGOTÁ; pero estos adoro recomendarlos por experiencia, por buena comida y gusto personal. Definitivamente son LOS MEJORES!

Doña Elvira
Calle 50 no 20-26
El que SABE, SABE… “lo demás es loma”… jajaja! Eso no es así pero le sale muy bien.
Ayer descubrí uno de los chicharrones más sabrosos e increíbles de la capital. Te sirven 6 paticas de 4 pisos: garrita crocante, grasita, carnita sequita y carnita pulpita… que das un tirón y no puedes ni respirar de la emoción: que el CHICHARRON de Doña Elvira es una delicia total, y se los digo yo que me creo el más chicharronologo del país (nueva palabra pa’mi diccionario de comelon)… digo, el que sabe sabe porque lo están preparando desde 1.934 y en el CHICHARRÓN como en el amor, sí que manda la experiencia.
Me comí también uno de los pucheros (sancocho), más perfectos y deliciosos y un pescuezo relleno que me hizo saltar de la silla. Yo no sé quién es usted doña Elvira, pero desde ya le confieso mi devoción eterna.
Detrás de toda gran cocina hay una gran mujer… jajaja, el dicho no es así, pero me salió muy bien!!! Vamos todos a comer este chicharround.

La Herencia
Carrera 9 #69A-26
¡Alabado sea Dios!
¿Un restaurante para RECORDAR la COCINA de mis abuelitos?
-La Herencia-, me respondió seguro Don Pornocracia cuando pregunté por un lugar típico para desayunar o almorzar en Bogotá. -Un restaurante de sabores honestos y muy nuestros-, concluyó. Y la verdad es que este bloggero nunca se equivoca!
Media hora más tarde estaba ahí con el chef Federico Trujillo. Prácticamente abrimos el lugar, habíamos llegado temprano a la capital. Lo más hermoso, y lo primero ante lo que caímos rendidos: la enorme cocina abierta, repleta de calderos resoplantes en aceites, hogaos, Frisoles y melaos. Allí 4 cocineras parecían danzar a ritmo de agudo grito de pitadoras y borboteos de café, sopas y Panelas!
-La casa de la abuela!-, suspiré, mientras Federico parecía un niño explorando los libros arrumados en las estanterías del lugar! -Son para cambiar-, gritó mientras se empacaba uno de cocina ecuatoriana!
Junto a la Aguepanela helada, que pedí me prepararan (porque ahí lo consienten a uno de verdad), llegaron unas rueditas de morcilla muy bien terminadas, de tensa piel y sueltico relleno… el arroz, la carne, el poleo, la sangre y las criollitas fritas para un bocado excepcional!
Luego el calentado de arroz e coco con posta cartagenera desmechá, maduro y huevo blandito… 3, 2, 1 para estrellar la yema y humedecerlo todo con su amarilla y brillante crema. Un lujo, a decir verdad. Muy sabroso… con ese saborcito del guardao de ayer! Que hermoso placer que es comer así, como en casa… a tantos kilómetros de mí Cartagena del alma!

Carnivoros
Carrera 52a #174a-43, Suba
¡El CHICHARRÓN MÁS GRANDE, más JUGOSO y recrocante!
Me lo encontré en Villa del Prado, un barrio al norte de la ciudad. Lo conozco porque allí viví de chico, cuando eran 20 casitas campestres y un parque central. Ahora es toda una ciudad.
Justo allí, en una de sus avenidas principales, hay un enorme horno de vara y de palito. A través del vidrio puedes ver la hoguera y su rueda de varillas ensartadas en brillosos chicharrones, tiernas terneras y racks de costillas. 5 horas, 6 horas, 8 horas hasta retotearles las garritas, soltarles las carnitas y apretarles las grasitas, por eso ese sabor tan único, tan especial: solo es fuego, solo es humo, solo es tiempo y un pucho de sal.
Pedí el chicharrón y las costillas, y me las sirvieron en un canastico con plátano maduro (el más maduro), con arepa boyacense, yuca, guasacaca, papita mugre y ají casero. No sé qué estaba más rico: ¡¡¡todo estaba más rico!!! Qué bendita perdición.
La costilla iba de arriba abajo, 5 dedos de pura carne pulpita, de la piel crocante hasta el tierno hueso y sus sueltas punticas. Era chicharrón arriba, era costilla abajo ¿costichi? pero el más carnudo, jugoso y regustoso, 4 pisos de purita felicidá; ¿y el chicharrón? venía sacado del mismo costillón, o del azotao lomo que en la vara su piel había reventao. El corte más arriba y su sabor superior: más grasa, más crema y su piel caramelo quebrando el sonido al rededor… no he salido aún… y yaaaaa quiero regresar. Qué delicia por DIOS.

Santa Fe Café
Calle 26b #4 – 30
¿QUIÉN TIENE EL MEJOR AJIACO Y LA MEJOR SOBREBARRIGA DE LA REGIÓN? y aquí sigo mostrándole al mundo la cocina de nuestra nación.

Casa Mamá Luz
Calle 10 #2-23
¿EL MEJOR AJIACO CALLEJERO VALE 20MIL PESOS? Y LO PREPARA UNA COSTEÑA
… que también sirve mote e’queso, carimañola, kibbeh, chicharrones en cacerola y los mejores cocteles!
Lo sirven en poncherita, con un marcado sabor a papita, guascas en hojitas, pollo en tiritas y caldo especito de abuelita… lo ví nacer con mis propios ojos en el puesto 38 de la Plaza de la Perseverancia, ahí mismito donde azotan las ollas y silban las pitadoras.
Desde temprano ví trocear las 3 papas: la sabanera, la pastusa y la criollita (de la gruesa), y después complementar: y va la guasca fresca y va la mazorca tierna… al final nace el ajiaco más famoso, más mentado y delicioso de cuantos crían y lían por aquí… y a $20.000 pesos el condenao… sí señor, con todo y su bastimento… ah, qué delicia por Dios. Es delicado, es precioso, es casi aterciopelado (como dirían los más gourmet); que con él no puede ni el restaurante más pinchao.
Ahora cierro con la historia que escribí más temprano (pa’que vea usted qué curioso)… y es que EL MEJOR AJIACO DE BOGOTÁ lo prepara una costeña sabanera y no un bogotano de elegante pechera.
Y aunque Luz Dary no es cachaca (lo digo con cariño), se jacta de haber vencido a los mejores cocineros tradicionales de la capital en el concurso anual del día del ajiaco… hoy entendí por qué.
Con sus ollitas y su mano monteriana, le ha dado “sopa y seco” a todo el que se ha cruzado en su camino: “abran paso que aquí voy yo” (parece que gritara), y en batalla ha vencido a escuelas, profesionales y aficionados; y se ha ganado, a su debido tiempo, la máxima presea santafereña: he aquí a su MAJESTAD EL AJIACO ¿qué tal eso, ah?

Tolú
Cra 5 #30a-40, Plaza de Mercado la Perseverancia
Y así se ve el MEJOR AJIACO de BOGOTÁ.
Lo sirven en poncherita, con un marcado sabor a papita, guascas en hojitas, pollo en tiritas y caldo especito de abuelita… lo ví nacer con mis propios ojos en el puesto 38 de la Plaza de la Perseverancia, ahí mismito donde azotan las ollas y silban las pitadoras.
Desde temprano ví trocear las 3 papas: la sabanera, la pastusa y la criollita (de la gruesa), y después complementar: y va la guasca fresca y va la mazorca tierna… al final nace el ajiaco más famoso, más mentado y delicioso de cuantos crían y lían por aquí… y a $13.000 pesos el condenao… sí señor, con todo y su bastimento… ah, qué delicia por Dios. Es delicado, es precioso, es casi aterciopelado (como dirían los más gourmet); que con él no puede ni el restaurante más pinchao.
Ahora cierro con la historia que escribí más temprano (pa’que vea usted qué curioso)… y es que EL MEJOR AJIACO DE BOGOTÁ lo prepara una costeña sabanera y no un bogotano de elegante pechera.
Y aunque Luz Dary no es cachaca (lo digo con cariño), se jacta de haber vencido a los mejores cocineros tradicionales de la capital en el concurso anual del día del ajiaco… hoy entendí por qué.
Con sus ollitas y su mano monteriana, le ha dado “sopa y seco” a todo el que se ha cruzado en su camino: “abran paso que aquí voy yo” (parece que gritara), y en batalla ha vencido a escuelas, profesionales y aficionados; y se ha ganado, a su debido tiempo, la máxima presea santafereña: he aquí a su MAJESTAD EL AJIACO ¿qué tal eso, ah?

Love Chicharrón
Calle 119 #13-08
Eso esclaro y notorio en exceso. Ustedes ya se han dado cuenta: “I LOVE Chicharrón” (yo amo el chicharrón), con antojo y devoción; es casi una vitamina para mí (y como ven, tengo hipervitaminosis, jajaja)… debo comerlo al menos 2 veces a la semana, o siento como si me faltara algo. Afortunadamente vivo en la capital del chicharrón y allí están muchos de mis favoritos…
Pero lo que vi ayer en Bogotá, no lo había visto antes: ¿un chicharrón en un cono? Sí, una genial cocinera logró derretirme el gusto y la razón: se llama “I Love Chicharrón”.
Me sirvieron una montañita de crocantes cubitos, apiñados, acurrucados dentro de un conito de papel, criollitas y un buen casco de limón! Qué cosa más curiosa… qué cosa más sabrosa este chicharrón.
Espera que lo conozcas… vas a querer repetir todos los días!!!

Piqueteadero “Doña Nieves”
Calle 65 #4-46
¿El plato más GRANDE?
la GALLINA de doña NIEVES!
Con la boca abierta, así quedé mientras veía llegar la enorme gallina en su pedestal de mimbre: pleno canasto empapelao en hojas de plátano encaramao.
Encima la yuca, la arepa, la papa y su chorreao y unos gorditos cuartos de gallina campesina (brillante de sabor), purita, criollita, de esa que poco se ve ahora.
Llegaba ensurrullada al fuego, con su buena dosis de humo repuntao, rota, domada a punta de borbotones… cosita más dulce, más jugosa y deliciosa… esto me recuerda a mi papá: hombre fanatico de tirarse al norte de Bogotá en cualquier potrero (cuando la autopista tenía un solo carril). Con el pie y la mano abría un espacio entre el alambre de púas, tiraba su ruana y desempacaba con mimo su buen revoltijo de piqueteadero!
Gracias Tulio por darnos este recorrido Gastromomivo, es una gran invitación para seguir conociendo !
Un abrazo Andrés. Sabes que estoy para servirte.
Me gustaria q siguiera llegando sus recomendados a mi correooo
Claro Claudia. Con gusto. Envíame tu correo a tulio@soyvino.com y te suscribo. Un abrazo.
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