Los Mejores Restaurantes en Boyacá (2023)

Hay muchos restaurantes que me gustan en BOYACÁ; pero estos adoro recomendarlos por experiencia, por buena comida y gusto personal. Definitivamente son LOS MEJORES!

Club el Llano y su Restaurante ATA

Cómbita

Sí, el cocido también es un SANCOCHO… eso me lo enseñó el maestro JULIÁN ESTRADA.

Para no hacer larga la historia, he salido con Cerveza Andina Colombia a descubrir los sancochos que hablan de cada una de las regiones de esta patria grande… la verdad, me he llevado una gran sorpresa. Hay tanto por probar y disfrutar que parece mentira. Qué gran nación de técnica y sabores.

Qué sí, BOYACÁ nos robó suspiros de gusto y emoción.

Este me robó el gusto y la razón.

El Pobre Antonio

Calle 25 #5-18, Villa Panorama

La FELICIDAD de descubrir esta patria grande a través de sus ollas, calderos, calderetas y peroles… BELLA la cocina de BOYACÁ y la sonrisa de sus cocineras ¿podría haber algo más colorido, curioso y estético que un COCIDO BOYACENSE con sus cubios, habas y sus ruas? Bueno… ya les contaré más sobre él… y sí, también es un sancocho según el maestro Julián Estrada.

Ahora estoy en Paipa en EL POBRE ANTONIO… sigo sin detenerme, comiéndome el país entero, aprendiendo a punta de mordiscos y de abrazos…

Chef Ricardo

Villa de Leyva

¿EL COCIDO BOYACENSE ES UN SANCOCHO?

Es necesario redescubrir la cocina de las abuelas de estas tierras: la que sabe y alimenta de verdad, la que sucede lejos de los manteles, las copas y los aplausos en la tele; la cocina que es caldero y corazón, achiote y cucharón.

Pero ¿por qué es tan necesario? porque todos los días salen famosos cocineros dictando cátedra sobre una cocina colombiana que ni siquiera conocen, que no sirven en sus casas o restaurantes, que no ofrecen en sus celebraciones… la proclaman porque está de moda, porque se les pide en los medios; pero es difícil porque en sus cocinas no se “menea ni se mece el aceite”; en sus cocinas “se integran y se blanquean los ingredientes” y, aunque no es su culpa, terminan enredándolo todo, equivocándolo todo… acaba nuestra cocina, convertida en meme, en disputa y en olvido.

Mientras esto sucede, en miles de lugares de nuestro país trabaja un ejército de artesanos culinarios con una enorme sapiencia, cocinando lo propio 24 horas al día, comiendo lo propio 24 horas al día, sirviendo lo propio 24 horas al día.

Por eso insisto: para defender nuestra cultura gastronómica, lo primero que hay que hacer es salir a encontrar a las auténticas glorias de nuestros fogones… y escribirles un libro… y exaltar sus nombres… y salvaguardar sus recetas… y hacerlos eternos… mientras tanto, seguiremos desorientados, chapoteando en el vacío, condenados al olvido culinario.

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