Los MEJORES Restaurantes Típicos en Cartagena (2023)

Hay muchos restaurantes típicos que me gustan en CARTAGENA; pero estos adoro recomendarlos por experiencia, por buena comida y gusto personal. Definitivamente son LOS MEJORES!

La Cocina de Pepina

Calle 25 #9a-06, Local 2

Estoy fascinado en LA COCINA DE PEPINA, Cartagena… ¿ya lo conocían? Estos son los sabores que me arrastran a mi niñez ¿por qué me demoré tantos años en llegar aquí? Es un chiquitín de buenos precios y auténticos sabores. Y el MOTE E’QUESO… por Dios!!! que es el mejor que he probado!!!

La Mulata

San Diego, Quero #9-58

Me encontré un tesorito en la vieja Cartagena, un restaurante chiquito, muy bonito, queda al medio de la Calle Quero. Su fama le precede! Es difícil entrar porque vive repleto: extranjeros y cartageneros comparten mesas allí (y se las pelean).

Entre las sillas se deslizan las más hermosas mulatas, llevando, sobre sus bandejones, platos cargados con las tradiciones y acentos de estas tierras: mojarras fritas, cazuelas de mariscos, postas cartageneras, pescaos frescos y sendos vasaos de aguapanela, tamarindo, corozo, limoná y yerbabuena.

Me recibieron como reciben a todo el mundo: con una enorme y pausada sonrisa y un caldito de pescao… bendito levanta muertos… me volvieron a este mundo!

Pedí y fue rápido… muy rápido que se dejaron venir con el menú completo, encabezado por una cazuela repleta de firmes y brillantes mariscos en un ligero y traslúcido caldo con leche de coco, espesado con algún tubérculo, con ñame quizás y su buen ají dulce, y su buen camarón rosado (más parecido a la sopa de pescao), muy diferente, natural y sabroso. Seguí con la posta cartagenera y sus almibaradas fibras; tras cada mordisco me llegaba un marcado aroma a clavo, perfecto corte pal’ dulce quemao (morí del antojo y la sabrosura). A su lado, una pirámide de arroz con coco y una ensaladilla de aguacate y guacamole (acompañamiento de todos los platos, algunos traían patacones), ¿y la mojarra frita? casi me da un “patatús”, así la recordaba en las playas de mi infancia: la carne blanquita, jugosa; la piel quemadita, crocante, sequita… la desnudé con antojo de la cola a la cabecita!

Titoté Local Food

Calle 29 #10b-66

¿COSTILLAS EN CARAMELO DE COROZO Y CAMARONES EN ARROZ DE COCO? USTEDES NO SE IMAGINAN ESTA DELICIOSA FUSIÓN.

Me las encontré en un pequeño y sabroso restaurante que está escondido en La Calle del Carretero y que también está en “LA GRAN TOMA DE CARTAGENA” de Porkcolombia.

Los Pasteles de Don Gustavo

Sólo Domicilios

Lo que más me gustó desde el día en que llegué a este mundo fue la comida. Mis padres tenían que esconderla en casa, porque de otra manera yo acababa con todo. Siempre fui gordito! Siempre fui goloso! Siempre fui glotón! Alguna amiga bruja de mi madre ya había diagnosticado que yo no serviría sino para comer, pero nadie le entendió en ese entonces: ¿Acaso era eso posible?
De aquellas épocas de sancochos, bollos, hayacas, guandules, patacones y cocadas tengo un firme recuerdo… y el más firme de todos, sin duda alguna, es el de los enormes y cálidos envueltos de arroz achiotado con pollo, cerdo, costilla, habichuela larga, berenjena, ajíes dulces, coles, aceitunas, cebollas y zanahorias que preparaban las palenqueras y que vendían los domingos después de misa, paradas bajo los frescos almendros de mi tierra.
Arrejuntao todo, amasisao todo, apachuchao todo… así hacían un menjurge con los ingredientes y los servían al centro de un par de hojas de bijao. Las doblaban con parsimonia, las amarraban con cabullas y las cocían en un especiado caldo (para no aguarles el sabor). Después de un par de horas de candela, las ordenaban en sus aporreadas palanganas y se las ponían de sombrero!
“Pasteeeeel, pasteeeel”, voceaban con ese “galil” que sólo ellas suelen poseer! Ese sonido y ese sabor son el recuerdo más hermoso que tengo de mi niñez, y de él se desprende esta dramática pasión que tengo por los envueltos, llámense tamales, fiambres, hayacas o pasteles!!! El sudor de esas hojas… por Dios!
Pues bien, hoy descubrí que ni siquiera toda mi carrera de comelón me había preparado para conocer a don Gustavo Camacho y sus pasteles en Cartagena… me senté en su casa, corté las lianas y comí sazonando con mis lágrimas. Parecía un niño chiquito. Mordía, lo miraba, suspiraba y volvía a morder! Nadie, y léase bien, nadie hace un pastel como él: me volvió a mi infancia… aquel arroz apastelado, húmedo, fragante y divino… viajé nuevamente a los frescos almendros y a sus calles arrolladas… siento que aquel encuentro, que aquel mordisco fue más bien una cita con Dios! Toda mi carrera de comelón, buscando el plato prefecto, concluyó ahí… no fue en Nueva York, ni en Barcelona, ni en París, fue en una cálida casa del barrio el Socorro en Cartagena, en mi propio país!
Gracias Diosito por mostrarme el camino hasta aquí…
Puedes pedir sus pasteles, y una caja de servilletas… porque vas a llorar, a reír y volver a llorar! Nada habrás probado así! Yo le pediría que me los mandara a cualquier lugar de este país… porque es imperativo probarlos antes de partir!

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Esta entrada tiene un comentario

  1. Andres

    Ingresé a Titoté y me pareció que la comida estaba muy simple; las costillas son muy diferentes a la foto con un puré sin sabor. Sushi muy simple y el arroz, igual muy sencillo