Los Mejores Restaurantes en Cartagena según Tulio Recomienda (2023)

Hay muchos restaurantes que me gustan en CARTAGENA; pero estos adoro recomendarlos por experiencia, por buena comida y gusto personal. Definitivamente son LOS MEJORES!

Candé

Carrera 10 #39-02, Calle de la Serrezuela

¿La ENORME CAZUELA de mariscos? y su POSTA CARTAGENERA del ayé.

Una de las experiencias más increíbles de los últimos días me la di en Cartagena, en un restaurante fiestero, emocionante y único; un restaurante de la vieja y de la nueva escuela: su nombre es Candé.

Mientras sirven los mejores platos de su tierra te bailan cumbias, puyas y bullerengues entre las mesas y te ponen el alma a parrandiá. Es emocionante, es grandioso, es un carnaval de sabores y gustos ¿cómo es posible que no lo conociera de antes? Hoy, uno de mis favoritos en toda la ciudad.

Adentro, al fondo, por los bordillos del patio sus aires a humo de bijao, a comino y ajo remojao te ponen a temblá… y entonces llega la arenquita y su plato pa’ requemá: 3 pescaitos frescos, fresquitos, elegidos en Bazurto y traídos hasta la Calle del Estanco del Tabaco. Te los dejan en una enclenque parrillita con su guiso y sus patacones pa’ remontá. Y el bendito pescaito te lo comes de la cabeza a la cola, completico, sin siquiera las espinas espiná. Parece un chicharroncito de lo crocante que se desbarata en la boca. Bendita cosa diferente, sabrosa y deliciosa.

Y luego la cazuela, o el cazuelón especito, colorao; en su leche e’ coco y su guiso de abuelita: ajíes dulces, comino, cebollín, achiote y ajo; y todo lo cartagenero que te puedas encontrá: camarón, langostino, caracol, calamar y un negro mejillón. Todo requintao con una “tronco” de cola de langosta carnuda pa’ martillá.

Y siguió el baile, el de las bailaoras y sus platos: su pargo frito (con 600g); y la posta cartagenera con su apretao acidulzón de verdá verdá; y un trío de seviches y sus arroces de coco blanquitos (sin titoté pa’ caramelizá); y los patacones de plátano popocho… que pocos son tan suaves, que pocos son tan deliciosos.

Además de eso el servicio de Candé es un lujo y un placé. Es Perfecto, es IMPRESIONANTE: estas hermosas mujeres no te atienden, te saben cortejar. Un restaurante que me da orgullo y alegría recomendá.

El Gobernador

Calle del Sargento Mayor #6-87, Hotel Bastión

Uno de los mejores platos que me he comido; un arroz cremoso con mariscos, a base de achiote, leche de coco y cilantro, que sorpresa la que me llevé.

La Cevichería

Cl 39 #7-14, Calle Stuart por el hotel Santa Clara

Sus seviches, mariscos y arroces son los más frescos y sabrosos del corralito de piedra.

Erre

Hotel las Americas, Sector Cielo Mar, Piso 10

Es uno de los restaurantes más sorprendentes que he conocido. Moderno, íntimo y “muy divertido”. Su cocina es la de Ramón Freixa, un chef español con varias estrellas Michelin. ERRE es un restaurante de talla mundial… En la foto, PULPO con Salsa de Limón. Un plato ¡Potente y delicioso! “Creación, fusión, tradición.

Alma

Calle de la universidad #36-44

¿LA MEJOR CAZUELA QUE HE COMIDO YO?

Esto es lo más sabroso que he probado en años; le suspiré a mi esposa mientras hundía la cuchara por quinta vez en el colorido y fragante cazuelón de mariscos. La noche ya estaba terminando y yo aún no estaba listo para cerrar el momento más sorprendente de mi aventura culinaria por las mesas de Cartagena.

Había caminado por la vieja Calle de La Universidad hasta el caserón San Agustín. Tras el enorme portón cientos de años repartidos en 3 casonas coloniales; pasadizos, canales, jardines y piletas! Arriba los balcones y sus palmeras; abajo un aire de romanticismo y melancolía indescriptible.

Y entonces apareció su chef: Heberto Eljach, uno de los mejores cocineros del país. Traía un tajín marroquí entre las manos y su aire se repartía por el lugar. Parecía un prestidigitador destapando su primer acto de camarones al ajillo, coliflores y cangrejo ensurrullado en cayeye del Magdalena. Una delicia total!

Claro ya habían pasado 4 momentos que nos tenían viviendo la grandeza de su cocina: pan brioche caserito con una suave mantequilla de ajos negros; unas empanadas de langosta y cangrejo que no se imaginan lo jugositas y “saborosas” (morderlas fue morder el cielo); un seviche de pescao, pulpo y camarón, puyao con suero y chicharrón, servido con arepitas asadas y rueditas de ají dulce. Y cuando creí que no podría sorprenderme con más entradas se despachó con unos chicharrones carnudos hundidos en salsa hoisin y panela (y bollo e’yuca con anís como de angelito). Cada mordisco purita nostalgia y felicidad.

Y cuando ya me tenía dominado apareció con su gloriosa y muy mentada Cazuela de Mariscos a la cartagenera y su “tronco” e’langosta en la mitad. La más natural y gustosa: firmes mariscos y perfecto fumet. La declaro LA MEJOR CAZUELA que he comido en mi vida de comelón. Nada que recuerde se le compara ni se le acerca. Lo miré con esta mirada de enamorado: frente a mi el chef Eljach, uno de los más grandes cocineros del país.

Y claro, el tres leches de coco, con sus galletas y su estrujado helado de locos! Hoy vuelvo por él.

Celele

Cra 10c #29-200, Calle del Espíritu Santo

¿Cómo si se tratara de MACONDO servido a la mesa? La experiencia de CELELE.

Desliza con el dedo. Son 10 fotos. Para que puedas vivirlo a través de mis ojos y palabras.

Esto es CELELE, el impresionante restaurante de un par de jóvenes, investigadores de la cocina de estas tierras que, después de mucho trasegar, vivir y descubrir decidieron abrir su propio comedor para mostrarle a todos su “bongao” de mágicos, ancestrales y olvidados momentos e ingredientes.

Por sus pailas, calderos, chochos y cayanas ha pasado el Caribe entero: camarones curados y secos al sol de La Guajira, empanaditas, chivos, boronías, caballitos, bollos y frijolitos; de Providencia hasta la Serranía. “No cierres los ojos mientras pruebas”, te advierte el que cocina: “porque puede que no regreses de este cielo a esta tierra”. Eso resume la dulzura de su leyenda.

El mundo gastronómico de Colombia y sus especialistas suspiran por lo que han logrado tras estas puertas. Fácilmente, y si existieran en nuestro país, podría lucir una justa Estrella Michelín; por su propuesta, por su curiosa manera de interpretar y de servir.

Parece una historia cocinada por el mismísimo Gabriel García Marquez: Macondo en pleno, Macondo en una mesa y en una tupia cuchará… seguro por eso me encontré allí sentado, justo esa misma noche, al que más sabe sobre GABO: Jaime Abello Banfi … qué casualidad oye ¿estaría recordando los imaginarios sabores del maestro y su espíritu de glotón? ¿estaría invocándolo entre los potingues de este restaurante y su costa de sabor? Quién sabe. Algún día el mismo maestro me lo dirá.

Ojo… CELELE es un restaurante para quien realmente entiende y aprecia la cocina colombiana de autor, para todo aquel que es arriesgado, sibarita y buscador. Hay que dejarse llevar… hay que superar lo mundano para hundirse en su realismo mágico del “manyar”… Vaina bella carajo.

Mila

Calle de La Iglesia #35-76

¿EL MEJOR TRES LECHES? Y EL 4 LECHES DE LA EMOCIÓN.

Ustedes no saben. Pero el sitio que más visito en la heroica es una pequeña e íntima repostería de la Calle de La Iglesia en la Vieja Cartagena. Allí descubrí hace años el mejor 3 leches y luego el 4 leches y en muchas de mis recetas he replicado sus recuerdos.

Es MILA, la gran Mila, la más brillante cocinera y la repostera que más admiro yo (seguro que ella no lo sabe pero me derrito por lo que hace). Es tan cierto que en 3 días que llevo en La Fantástica he venido iguales 3 días por mi buena ración de TRES LECHES y por un margariton de corozo.

Ah, y ahora qué descubrí su “Sinfonía de Coco” y su posta cartagenera con arroz de coco, si que más enamorado he quedado yo. Gracias Mila por existir!

¿La conoces? ¿Has probado su 3 leches?

M Cocina Árabe

Calle 6 #3-24

¿Kibbeh, Falafel y Hummus?
Este ÁRABE me enloqueció!

Tras el mordisco, llegó el primer suspiro: el cremoso puré de Berengenas, el babagannuj, con todo su humo… el aceite, el sésamo… la hermosa visión del carnoso bulbo majado, los pétalos de cebolla, las gotas de limón y el ajo! Un bocado dulce, seductor, divino.

Un respiro y el salón se inundó de los más exóticos aromas, llegaba el espíritu del Medio Oriente batiendo sus 7 velos: canela, menta y yerbabuena; cúrcuma, cardamomo, jengibre y anís… los platos llovían, el banquete del hada Pari Banu se hacía real ante mis ojos: Kibbeh, Hummus, Labneh, Falafel, Tabbulleh y un montón de fragantes mezzes dispuestos por toda la mesa!

Como buen costeño, agarré primero un oscuro zepelín… hundí mis dientes para escuchar el sueltico crujido de su piel de trigo y res… el aire que se abrió tras el mordisco me obligó a absorberlo más profundo: Yerbabuena, cebolla y perejil… y entonces, un chorro de su cálido, jugoso y carnudo corazón llenó mi boca con sus gotas y notas: el ajo, la pimienta, el Baharat! Sí… suspiré bajito! El mejor Kibbeh que recuerde hasta hoy!

Y empezó un sinuoso y continuo Raks Sharki, mis labios convertidos en caderas, giraban, abrazaban, chupaban las mieles de la gloria: el Labneh y su adorable ácido dulzón, las croquetas de garbanzo (sequitas y olorosas), el fresco Tabbulleh, su trigo y perejil; los Dolma rellenos de arroz, sus especiadas boronas, el cremoso e intenso hummus, el arroz con almendras y al final, el adorado Kibbeh crudo, cremoso, fresco, apretado: carne, trigo, almendra, aceite y más yerbabuena! Bendita revelación!

Pascal

Calle 30 #8b-108

¿CHICHARRÓN CON CAYEYE, HUEVOS CON MORCILLA Y LECHONA EN TACO DE AREPITA?

El restaurante más extraño de Cartagena, el más sencillo, curioso, de buen precio y delicioso!!!

Llegué a una pequeña cafetería en el barrio Getsemaní. Me habían dicho que es el lugar donde comen muchos de los grandes cocineros de La Heroica cuando quieren relajarse y comer diferente sin salir de la ciudad. Su carta hace un rápido recorrido por las técnicas, ingredientes y mesas de muchos rincones del país. Pedí de todo para compartir.

¿El chicharrón con cayeye? Por Dios que pocas veces he probado chicharrón tan suavecito, tan jugoso y tan bien retotiaito. El cayeye que lo acompaña se convierte en hermosa envidia hasta para los más magdalenences. Qué cayeye tan cremoso por Dios.

Luego me fui por unas arepitas de arroz que parecían tacos (pero me gustaron más que los tacos), crocantes pero maleables que no lo podía creer: que no se rompieron al doblarlas, que no cedieron con todo y la jugosidad del buen tajo de lechona que traían por encima y que al doblarlas resultó el más punzante relleno ¿lechona en Cartagena? Pues sí señor y además de la mejor ¿quién es este cocinero que a tanto se atrevió?

Y si se trata de cositas sorprendentes y sabrosas ni qué les digo de sus apretadas y arrozudas morcillas ensalzadas en huevitos fritos de yemas blanditas y criollitas para rematar!

Pocas veces he quedado tan antojado y con tantas ganas de regresar a un lugar: en serio que me quiero comer su menú entero, porque hay de todo, me faltó el ramen, las costillas y el pollo glaseado en romero, ajo y miel que me aseguran es la gloria total.

Mar y Zielo

Carrera 5 #34-63, Calle del Arzobispado

No logro entender lo que me pasó ayer en un restaurante de Cartagena!

Recorrí lento el pasillo recibidor de la vieja casona de La Escribana, curioso, acompañado por el montón de vetustos perendengues que guían el camino desde las ruinosas paredes hasta las escalas que te elevan al cielo.

Si me han escuchado hablar de “pequeños Macondos culinarios”, este es uno de ellos: el lugar, sus rincones secretos, sus tragos, su comida; es purito realísmo mágico. Mar & Zielo es un sentimiento y uno de los mejores restaurantes de Colombia: “bocatto di cardinale” para el alma.
Me sentaron en la ventanita que da a la calle del arzobispado, desde allí podía verlo todo hasta los chorros de sol que rayaban el bar. No sé si inspirando en ello pedí el Calle Sol, un coctel con Zacapa, vermouth, campari y óleo de naranja. Al primer sorbo me saltó de la silla y me puso a volar por el lugar.

Y entonces empezó un estallido de sabores y emociones que todavía me siguen dando vueltas: nuestra cocina, nuestros ingredientes, nuestros sabores del caribe con un tinte peruano bien clarito; no como simple fusión, mas bien perfecta aleación: seviches frescos con camarones de la virgen y su bocana; arroces, carnes y mariscos en tamarindos, corozos, batatas y naranjas; chicharrones y pescados del día en leches de tigre, suero, ajíes y mango biche. Como me gusta a mi: cortico el menú pero contundente!

Se me fue el antojo de madres y pedí casi el menú entero ¿momentos que jamás olvidaré? Unos curiosos kibbehs de gallina criolla que casi me infarto con su potente sabor libanés y su acaramelada cascara de trigo; un asado de tira pa soltar con cuchara; un seviche sobre boronía (majado de plátano y berenjena muy típico de esta tierra), y un cubo de pesca del día sofrito por encima que fue de una esencia descará. Además los arroces de mis acompañantes fueron la locura total!

Son las 6 de la mañana del día 2. Todavía no logro entender qué fue lo que me pasó ayer en este restaurante de Cartagena ¿fue sueño o fue realidad? Volveré para averiguarlo.

Kokaú

Cra 1 #12-118

¿COSTILLA CARAMELO, POSTA CARTAGENERA O CAZUELA INCENDIÁ? de qué plato te vas a antojá?

Estoy en Cartagena, descubriendo experiencias únicas para el Porkaméricas. Y les digo algo: la del Kokaú resultó la experiencia más espectacular. No me lo esperaba… pero así fue.

Agua De León

Cl 35 #4-46, Calle de Ayos

Me habían hablado tanto de esto: que un León se había sentado en la Calle de Ayos en la vieja ciudad de Cartagena; que había traído entre sus motetes un botellita de agua pa’ limpiar el alma, un montón de recuerdos hechos comida y un par de espejos de profunda mirada: que el León te mira a través de ellos y nunca se acaba.

Cuando me sirvieron el primer plato quedé frito, como que no podía creerlo: la ilusión de mis cocinas perdidas. Tenía en frente dos sencillos dedos de “queso fritao”, como le pedíamos a mi mamá por las mañanas antes de salir pal colegio. Costeño que se respete adora la salada sencillez del queso frito servido con algún potingue: mango, cebolla y chile (o solito también se vale). Por Dios, mordí con tanta excitación, que vi a mi mamá en su pedestal. He aquí la grandeza de un platico sencillo pero eterno.

Y así, elevado, alucinado y emocionado continúe recordando con su curiosa y más sabrosa propuesta de sabores: “nuestra versión de Posta Cartagenera”, me anunció antes de dejar sobre la mesa una olorosa y oscura pieza de morrillo azotada por horas en panela, pimienta y malta (como la aplicaba mi abuelita); pero, y ahí entendí aquello de “nuestra versión”: adicionada con chocolate negro y canela. Qué delicia por Dios. No se imaginan la “tesura” de semejante adición. Me la sueño regresar a comer. Qué genio este León.

Luego vino el pulpo al carbón y me le quemaron el romero allí mismo, encima; y el aire se inundó de sus tibios aromas; y remataron con otro lomo al carbón y raviolis negros con cangreja, langostinos y tinta de calamar; y una hamburguesa preciosa de carnes suelticas y pancito artesanal, quizás una de las mejores que he podido probar! Y voy a decir algo que nunca creí: su brownie con helado, con caramelo y sal marina es una perdición (advierto: no me gusta el brownie como parte de la carta de un restaurante), pero cuando lo probé entendí su por qué: es una obsesión, un amarre de sabrosa hechicería, como todo en este restaurante.

Ahora sí. Qué alguien me lo diga: ya quisiera yo saber quien fue el León qué me robó el gusto y la razón.

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