Como si DIOS me hubiera dicho: “súbete en esa Harley y ve donde él”.

Sergio se había levantado muy triste, él y su esposa habían perdido la batalla. Después de tanto esfuerzo lejos de su tierra, el momento más temido los había alcanzado: debían cerrar su restaurante, empacar sus ilusiones y devolverse para Caucasia.

Los dos estábamos sentados en el computador a la misma hora, él en Llanogrande, yo en Medellín, un domingo a las 5 am. A mi me acababan de cancelar un vuelo, a él le acababan de cancelar sus sueños. Justo cuando iba a apagar me entró un mensaje:
“Buenos días Tulio, son ‪las 5 am‬ y llevo dos horas despierto, pensando en qué debo hacer para salvar mi restaurante. Hace tiempo mi esposa me dice que te volvamos a escribir. Esta desvelada sirvió para tomar valor y aquí estoy escribiéndote otra vez…”, y continuó contándome la historia de su restaurante.

La cosa pintaba compleja, con el vuelo cancelado tenía la oportunidad única de descansar en meses, era domingo por Dios; pero como no creo en las casualidades, y ese hecho: el del vuelo cancelado combinado con el mensaje cuando estaba al borde de la desconexión me resultaba demasiado extraño, como mandato, como la voz de Dios diciéndome: móntate en esa bendita Harley y ve a conocerlo ¿quién te dijo que cancelé el vuelo para que descansaras?

Crucé el Llano en la Harley y las 11 me presente, con cara de cansado y sin muchas expectativas ¿un restaurante de mar en las montañas? creía percibir por qué no funcionaba, hasta que llego el primer plato y quedé sin aliento, y luego el segundo, y el tercero, y con cada plato llegaba el más grande enamoramiento. Los mensajes divinos son certeros y todo lo que creemos malo o bueno, solo sirve a un fin mayor. Somos piezas de un hermoso rompecabezas.
¿El MEJOR restaurante de comida de mar estuvo a punto de cerrar sin que le hubiéramos dado la oportunidad? Da miedo pensarlo.

Gracias a Dios ustedes me creen. Saqué el teléfono e hice un vivo. Al día siguiente el restaurante estaba a reventar y así se ha mantenido para siempre.

No fui yo. Al final son ustedes quienes brindan oportunidades a quienes se lo merecen. Yo solo tengo el honor de descubrirlos para ustedes.

Mar y Fuego Restaurante Bar

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