
Para cocinar bien debes dejar de lado el ego.Jamás buscar que la cocina sea un trofeo; porque la buena cocina, por encima de todo, es una profunda expresión espiritual, es gozo infinito, es el triunfo de Dios que cocinará a través de ti, y no al revés.
La cocina de verdad es aquella que no necesita reconocimientos, estrellas, ni alabanzas; se entiende en el aire, en las maripositas del estómago, en especial, cuando cocinas con convicción y entrega… se siente en los ojos inyectados, en el deseo infinito, en el placer desbordado y absoluto.
Solo así lograrás la comida más pura, la que es imposible de razonar, la que supera los paupérrimos calificativos humanos para convertirse en sentimiento, en bondad, en alivio, en canto y alegre llenura para el comensal.
La buena cocina es indescriptible, es indescifrable, es infranqueable… es eterna en su silencio… no se habla, se siente, se conmueve, se sonroja, se desea, se evoca, se somete, se muere y se renace en ella… se sellan el pasado y el presente en una sola cucharada… se encuentran la vida y la muerte en esa misma cucharada!
Cocina con pasión, con honestidad y mucho amor… busca elevar a todos con el certero golpe de un gran bocado… solo entonces las cocinas del paraíso se abrirán para ti.
Tulio! Amo cada palabra que escribes y como la describes! Gracias por recordarnos que la comida es una poesía de emociones!