
Tú puedes… aunque parezca lejano e imposible, tú puedes emprender y triunfar!
Al principio, yo pensaba igual que tú, era temeroso y negativo: ¿cómo va a ser posible? ¿cómo lo voy a lograr? el triunfo es solo para aquellos que tienen algún capital.
Con el tiempo descubrí que el asunto no tenía mucho que ver con dinero en realidad. Me puse a observar ¿qué tenían en común aquellos emprendedores que habían empezado de cero y hoy eran dueños de sus vidas, de su tiempo y sus billeteras? Lo que aprendí lo resumí en 3 conceptos que hoy te quiero regalar: PASIÓN, ENTENDIMIENTO y BONDAD. Eso era todo. No había ningún secreto más.
Con esos 3 juicios, y con una moneda de $200 pesos en el bolsillo, me tracé, en 1.998, una meta ridícula: montar mi propio taller y luego mi propio concesionario de automóviles importados. ¿así o más absurdo
¿Cómo un tipo que estaba hundido en la escasez, con un hijo en camino, con su carrera artística clausurada y sin haber obtenido título universitario, podría sacar adelante una idea tan descabellada? Esa misma pregunta repetía 3 años después en medio de una charla a un equipo de más de 20 especialistas que trabajan junto a mí en TECNIAUTOS, el primer concesionario FIAT del nuevo milenio en Medellín. En ese entonces revolucionaba el sector automotriz con sus sentidas políticas y su brillante honestidad. ¿Quieres que te diga quién era uno de los dueños? Bien, me costó 3 años llegar a él, a punta de PASIÓN por estos autos (realmente me gustaban demasiado), de entendimiento (consumía todo el material disponible en libros e internet sobre el tema), y de una BONDAD que se convirtió en la más pura solidaridad: nuestro equipo, nuestros clientes, nuestras familias todos empujábamos para el mismo lado. Tecniautos hizo historia y vendió cientos de vehículos nuevos, antes que yo, y por motivos que conocerás más adelante, saltara a un nuevo emprendimiento: La Gastronomía.
Los secretos de estos 3 secretos:
PASIÓN
¿Qué es lo que más te apasiona? Esa debe ser la primera pregunta de cualquier emprendedor. Elige trabajar con algo que sepas te va a llenar de felicidad, que tu trabajo terminé convertido en negocio y hobbie a la vez! Es decir, que incluso cuando descanses estés pensando en ¿cómo avanzar, cómo crecer, cómo mejorar? Que adores leer todo lo que tiene que ver con tu tema, ver videos, escuchar conferencias y seguir a reconocidos especialistas del asunto. Que te apasione tanto que no le puedas quitar la cabeza de encima! Que estés tan enamorado que la vida misma se convierta en inspiración continúa. Este es el primer secreto de los grandes triunfadores. Su pasión es tan fuerte y contagiosa, que el mundo entero se compromete con ellos y les ayuda a salir adelante.
ENTENDIMIENTO
No puede haber verdadera pasión sin conocimiento ni entendimiento. Uno no se enamora cuando no conoce de verdad una idea. Así que debes procurar saber lo que más puedas sobre tu emprendimiento: leer, estudiar e investigar (así sea con el doctor Google), hasta convertirte en un sabihondo de lo que promueves. Sin eso, nadie te pondrá atención y estarás destinado al fracaso. Si no estás lleno de lo que impulsas, cualquiera echará por tierra tus ilusiones. A todos nos gusta comprarle o seguir a los que más saben, a los que nos inspiran ganas y confianza! De igual forma necesitarás ese conocimiento para dirigir a quienes trabajarán contigo. ¿Cómo vas a guiar a tu equipo si no tienes ni idea sobre lo que hacen? Cuando te hayas convertido en el que más sabe, en el que más reflexiona y goza su propio tema, el universo entero conspirará a favor tuyo y los clientes te buscarán como locos. ¿Cómo no? Para algunos serás el mejor. Eso te lo puedo garantizar!
BONDAD
Tu primera meta, tu sueño, tu esperanza no debe ser ganar dinero. Eso vendrá como resultado después de poner en acción estos 3 enunciados. Tu máximo fin debe ser mejorar la vida de las personas: la de tus clientes, la de tu equipo, la de tu familia y la de la sociedad. Cuando el centro es el mejoramiento y la felicidad de los demás, el dinero bailará al ritmo que le toques. Economiza en lo que quieras; pero hay 2 cosas que jamás debes sacrificar: ni la calidad de lo ofreces, ni el bienestar de quienes te apoyan. Si engañas a tus clientes con productos o servicios malos, perderás! Si eres injusto y pagas mal a quienes te acompañan, perderás. Recuerda lo que decían las abuelitas: “La Bondad empieza por casa”. Deja de estar sacrificando a tu gente y sintiéndote bien porque ayudas a alguna fundación a final de año. La primera fundación debe ser la de tu corazón y la de los corazones de quienes trabajan para ti. Si dentro de tu emprendimiento todos están contentos porque saben que eres justo y creen en ti y en tus sueños, se matarán por acompañarte al éxito y el éxito te abrazará. De lo contrario, sufrirás todos los días la ingratitud y el abandono. Si eres consciente que entre más ganes más deben ganar los demás (tus clientes, tus empleados, tu familia y la sociedad), habrás alcanzado, además del éxito, la felicidad.
Ahora, ¿por qué hablo de una moneda de $200 pesos? Para enfocarte: no necesitas una gran suma para empezar. El día que soñé construir un concesionario metí la mano en mi bolsillo y eso fue lo que encontré: una moneda vieja de 200 pesos y un papelito que había rayado con la frase “sí se puede”. Iba hacia mi casa, un pequeño apartamento que unos meses más tarde el banco me habría de quitar, así como me quitaron todo lo demás (me hicieron ligero, aunque al principio no me di cuenta del favor que me estaban haciendo. Lloré mis pérdidas hasta que me quedé seco por dentro y fue la última vez que lloré por algo material).
En una esquina descansaba una indígena, sentada en la base de un enorme guayacán. Le colgaban tres pequeñines: uno chupaba la teta, otro jugaba con un cartón y uno más se deslizaba entre los carros pidiendo algo para comer. Miré mi flaca fortuna (la moneda de 200), y sin pensarlo mucho se la entregué. Siempre he creído que mi vida cambió a partir de ese pago al universo (yo no lo sabía aún). No sé trataba de la moneda, que era poco; ni de la indígena, que mi moneda no solucionaría su economía… se trataba más de mi actitud: al final de mi desastre económico aún tenía la capacidad de dar. Eso hace parte del tercer secreto que te regalé antes: cuando eres generoso, cuando ofrendas y sabes dar, la vida y su energía te devuelven tres veces más. Hoy puedo decirte que DAR es mi piedra angular: “La vida es como un espejo. Si yo sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que yo tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí” (Gandhi).
Creo firmemente en ello. Es como te lo dije antes cuando hablé de La BONDAD: “Si eres consciente que entre más ganes más deben ganar los demás (tus clientes, tus empleados, tu familia y la sociedad), habrás alcanzado, además del éxito, la felicidad”… parece mentira. Pero cuando inviertes en los demás, siembras en terreno fértil para luego cosechar la mejor energía. Lo bueno se te devolverá (igual que lo malo). Más adelante te lo demostraré y te contaré cómo mantengo vivo ese canal! Por lo pronto voy a contarte el principio de mi historia como emprendedor.
Aprender a Fracasar!
Soy un tipo construido a punta de fracasos. Esa ha sido mi gran escuela y mi mayor tesoro. He tenido que aprender al revés: “lo que no te mata te fortalece”. En mi caso, esta consigna ha sido palabra de Dios! Ahora no le temo a nada. Me he caído tantas veces y de maneras tan aparatosas, que todo ese fracaso se me volvió libertad! Me acostumbré a él y lo abracé como motivo para emprender. No temas fracasar, teme no aprender nada de ese fracaso. Las caídas te hacen más sensible, más perspicaz. Míralo así: jamás llegarás completo al éxito ni te sentirás totalmente seguro, si antes no te has dado unos buenos golpes: nadie aprende a caminar sin haberse caído muchas veces. Así que, si hoy te sientes fracasado, alégrate, tienes una valiosa motivación. Será el primer escalón a tu libertad. Te lo aseguro, te lo puedo firmar sobre piedra, mañana me dirás: “gracias a Dios pasé aquel duro momento, o no tendría ni valoraría nada de lo que tengo hoy”.
Mis mayores orgullos en esta vida, mis tesoros emocionales, están contados en fracasos, no en triunfos: saber que perdí todo una y otra vez, y que cada vez me levanté con mayor energía, me ha hecho más fuerte, más seguro y más feliz!
Primero lo primero ¿Por qué decidí dejar de cantar y convertirme en un emprendedor?
Tener una firme motivación!
Para emprender, debes tener una firme motivación. Puede que en el camino tu emprendimiento se transforme o cambie muchas veces; pero una firme motivación será suficiente para mantenerte encausado hasta el final.
¿Qué buscaba cuando empecé con todo esto? Construir un porvenir estable para mi familia y brindar, a los clientes de mi futuro concesionario, tranquilidad y seguridad al comprar un auto. Había sido engañado unos meses atrás por uno de estos concesionarios; en vez de pelear, decidí solucionarlo, convertir esa pérdida en mi nueva forma de vida.
¿Ves lo que te dije? No hablé de dinero en ningún momento. Si le cumples a tu corazón, el dinero llegará a gran velocidad. Sí o sí, necesitas una justa motivación para empezar.
Al analizar a grandes emprendedores, encontré motivos para dejarlo todo sobre la arena: “mi hijo enfermó y necesitaba dinero para sus tratamientos”, “mi padre murió y tenía que salvar la economía de la casa”, “el esposo me daba a golpes, así que huí y empecé solita”, “me quedé sin trabajo y necesitaba seguir pagando el colegio de mis hijos”, “mi marido se fue con su amante y me dejó, con dos hijitos y sin un peso”, “lo perdí todo en un mal negocio y me puse a cocinar”. Cada uno de ellos, con la valentía que les brindó su situación, logró mover el mundo a su favor. Hoy son dueños de sus propias empresas.
No te preocupes. Tu motivación no necesita estar inspirada en una situación extrema. Basta con que desees salir adelante y mejorar la vida de quienes te rodean, para adquirir la fuerza suficiente… así lo hice yo!
Desde chiquito había sido un artista. A los 13 años actuaba en un famoso seriado llamado “Pequeños Gigantes”. De allí salté a la radio (88.9), a los escenarios y a diferentes producciones de televisión. Pero mi búsqueda siempre fue cantar. Para no hacer larga la historia (que más adelante te la contaré con pelos y señales), logré algunos éxitos importantes. Pero en la cúspide de mi carrera, viviendo en los EEUU, recibí la noticia más hermosa: iba a ser nuevamente papá. Ese día decidí cambiarlo todo, apagar mi voz mientras creaba, para mis hijos y esposa, un futuro estable y prometedor. Después de recibir el premio de la Asociación de Cronistas del Espectáculo de Nueva York (ACE, el Grammy Latino de la época), y de ver a Celia Cruz bailando conmigo en el escenario mientras cantaba La Cachucha Vacana, renuncié y me devolví para Colombia.
Siento que fue la primera vez que la palabra “fracaso” empezó a rondarme con gran intensidad. Como no estaba acostumbrado, me dolía. Me la repetían todos los días en los medios, la gente en la calle y hasta algunos familiares: “cobarde, no fuiste capaz”. Así que parte de esto también era demostrar que yo podía empezar de nuevo. Ya no sería un artista, ahora sería un papá!
Dejé atrás la disquera y, durante algún tiempo la pasé muy mal, sobreviviendo apenas con las ayudas de nuestras familias, en especial de la de mi esposa… sus padres, los suegros más hermosos que cualquiera pudiera desear. Lloro mientras escribo esto, porque es mucho lo que les debo y lo que les deberé una eternidad. Su bondad me inspiró a luchar sin renunciar!
Escribí una carta hace un par de años que se volvió famosa en redes sociales. Allí expliqué mejor ¿el por qué de mi decisión? Creo que no encontraría manera más bella de contártelo otra vez. Esto fue la raíz de todo, la verdadera razón del por qué dejé de cantar para hacerme emprendedor, mi firme motivación: pasión, entendimiento y bondad!
“Cada día aparece alguien que suele llamarme fracasado. Suponen que eso soy porque hace muchos años dejé de actuar en TV, porque abandoné la radio, porque no volví a cantar! Aseguran que la vida me dio la espalda, que lo perdí todo y que ahora nada tengo para ofrecer!
Generalmente evito responder porque no es fácil explicar a los demás que mi retiro obedeció a una decisión de AMOR. Si esto es el fracaso, entonces SÍ, soy un fracasado: El más feliz de todos!
-Estoy embarazada-, me dijo Aleja, y con solo esa frase entendí que todo lo que anhelaba estaba frente a mi: sería el mejor esposo y el mejor papá. Nada más quería ser ¿Perder todo en un mundo donde vales por lo que tienes? Nadie me creyó. Ni la disquera, ni el canal, ni la familia ¿Cómo me iba a bajar de esa nube? Pero a mi esa nube nunca me importó demasiado. Era consciente que había venido para otra cosa. Así que un día, mientras tocaba la barriga de Ale y sentía los golpecitos de esa nueva vida tras su delgada piel, fui consciente de lo que sucedería: mis sueños estaban a punto de transformarse para siempre.
-Voy a retirarme, no puedo someter a nuestro pequeñito a una vida solitaria de escenarios, rumbas y padres ausentes ¿Sacrificar mis sueños? NO! No hay sueño que pueda superar el sueño de ser papá. Por el contrario, ahora voy a correr tras el sueño más grande de todos-.
Han pasado 18 años y para llegar a este punto he hecho de todo, he pasado de todo; pero ni un día me he arrepentido de aquella decisión… ni un solo día! Porque en los momentos difíciles, los abrazos de estos pequeñitos (que ya no lo son tanto), se convirtieron en mi fuerza y mi sostén, y sus besos, en la mejor medicina cuando la desesperación invadía mi corazón ¡Qué buena inversión la que hice! ¡Qué afortunado salto al vacío el que di.
Hoy me siento pleno, con 4 hijos de quienes he aprendido lo que no habría aprendido en mil años de escenarios, canciones o triunfos individuales. Ellos se han convertido en mi realidad y, aunque no me pertenecen, serán siempre mi cielo personal.
Ahora camino con la frente en alto… y si esto me convierte en NADA ante los demás, entonces tengo que aceptar que solo eso soy: un profundo y alegre vacío. Ya no es importante para mi. Lo realmente valioso es que ellos, estos pequeños milagros, me regalaron montañas de esperanza y me dieron fuerza suficiente para emprender una y otra vez”.
Cada uno debe encontrar su firme motivación para emprender. Esta fue la mía: un futuro para mi familia, con un padre cercano y presente.
Ahora sí, ¿cuál fue el engaño que me llevó a fundar una concesionaria sin un peso en el bolsillo y de qué manera lo hice?
Para emprender uno debe interpretar las señales de la vida, reconocer las oportunidades más fuertes para sacar adelante un proyecto que se extienda en el tiempo y que pueda, además de servir a los demás, ser económicamente viable. No se trata de montar cualquier cosa porque a todos les esté yendo aparentemente bien. Ese ha sido siempre un gran error. Abren una hamburguesería exitosa, al otro día hay 20 más por toda la ciudad, todas cojeando, luchando por subsistir, quebrando precios para superar a la competencia. El anhelado emprendimiento termina entonces convertido en un dolor de cabeza. Al final, subsistirán aquellas que tenían la idea más clara y mejor fundamentada. Las otras se sumarán a la larga lista de intentos fallidos y habrán mellado el animo de quienes invirtieron sus sueños y su dinero en ellas.
Si vas a empezar un emprendimiento, lo haya o no en la actualidad, el mayor valor se lo dará tu compromiso, la consciencia de brindar algo verdaderamente diferente: ¿qué voy a ofrecer para sostenerme en el tiempo y triunfar? ¿por qué alguien me va a preferir sobre la competencia? ¿cómo voy a ser solución y a mejorar la vida de los demás?
Mi encuentro como emprendedor empezó así, tratando de resolver un enorme problema para cientos de clientes de una marca de vehículos que se habían quedado sin respaldo en el país (1.998)… convertí ese problema en inspiración.
A mí llegada de EEUU, con Ale y la nueva vida que crecía en su barriguita, compre un auto nuevo en una concesionaria de Bogotá (yo no sabía aún que este sería mi futuro emprendimiento). En él nos vinimos para Medellín. A mitad de la carretera empezó a fallar: se había roto una manguera del refrigerante y la aguja de la temperatura estaba a mil. Como todos los hombres de aquella época, me creía mecánico (y tratándose de un “simple” recalentamiento), empecé a darle cuantas soluciones se me fueron ocurriendo: remendé la manguera fisurada con un pedazo de neumático, mojé el motor cada hora con agua helada (que desastre), y al mismo tiempo iba cubriendo con Coca Cola las partes más calientes (para lubricarlas, no me preguntes por qué). Conclusión: después de 11 horas de peripecias en carretera, el carro colapsó, quemado del todo, se detuvo gargareando frente a la puerta de nuestra casa, el acero casi caía como jalea sobre el piso, solo le faltó incendiarse… yo estaba tranquilo: “mañana lo llevo al taller y ya está”; pero lo que no sabía era que todos los almacenes y talleres de la marca habían cerrado en el país. ¿Lo puedes creer? Me vendieron un carro sin decirme que, a partir del día siguiente, no tendría garantía, ni talleres, ni mecánicos, ni repuestos. Prácticamente salí del concesionario y bajaron el cartel para que no me diera cuenta.
Con un hijito pidiendo pista para nacer, un carro desahuciado en la puerta de la casa y la ilusión de empezar una nueva vida fuera del mundo del espectáculo descubrí, que en vez de un timo, la vida me estaba dando la respuesta: “si esta marca ya no existe en el país, tienes una gran oportunidad. Habrá cientos, sino miles de clientes FIAT en la misma situación que tú. Soluciónalo ahora, por ti y por los demás”, y así fue como empecé en el mundo de los carros, con la firme determinación de ser respuesta para los clientes de la marca que se habían quedado sin respaldo en la ciudad.
Mira a tu alrededor. Todo lo que te cause problemas o lo que te parezca insuficiente y digno de mejorar en cualquier servicio o producto, será también solución para miles de personas como tú. No te dediques a criticar, como no lo hice yo: soluciona y demuestra que lo que esté fallando, lo puedes mejorar. En vez de ponerte a pelear o a llorar por tu mala fortuna, aprovecha las oportunidades y saca ventaja de las experiencias. Así encontrarás a tus primeros clientes. Apasiónate, prepárate y lánzate a caminar.
¿CUÁL ES EL MOMENTO CORRECTO PARA EMPRENDER? EL MOMENTO ES… AHORA
Esto es algo que le digo a los emprendedores todos los días: NO APLACES tu emprendimiento por más tiempo del necesario, ni estés todo el día diciendo que vas a empezar cuando tengas tiempo, o cuando tengas dinero, o cuando te despidan del trabajo, o cuando los hijos crezcan, o cuando tengas la oportunidad, o cuando, cuando, cuando… mejor nunca entonces! Si eso es lo tuyo mejor no pierdas el tiempo soñando con ser emprendedor. Si no estás dispuesto a empezar AHORA, en el próximo minuto; ya es tarde ¿Qué necesitas? Nada más que las ganas y el compromiso! Que, cuando el éxito y la fortuna vengan a tocar a tu puerta, te encuentren trabajando, o si no, ni siquiera se detendrán, y mucho menos entrarán en tu vida.
Necesitas empezar a andar este camino AHORA, mantenerte en movimiento, meter la pata, aprender, corregir, tomar experiencia, descubrir lo que necesitas para crecer y mejorar; afinar, pulir, rehacer, retocar, caer y volver a empezar y entre más rápido lo hagas, pues mucho mejor. Necesitas tener esta ventaja, convertirte en el que más sabe sobre tu emprendimiento, y no lo serás jamás si no lo pones en práctica lo más rápido posible. No importa lo chiquito o perdido que empieces, lo importante es que empieces AHORA. La vida te irá llevando hacia dónde necesitas si demuestras la suficiente pasión, una verdadera sed de entendimiento y mucha bondad. YO EMPECÉ cantando, y ya ves hasta dónde me ha traído la vida hoy: la historia de un eterno emprendedor.
Al igual que la felicidad, el emprendimiento no es una meta, es un camino y, en ese camino, vas a ir aprendiendo, recreando y reformando todo, llenándote de lo que necesitas para ser grande y exitoso. Nadie nace aprendido y, la mejor manera de aprender es llevando a la práctica tus ideas e ideales e ir corrigiendo lo que tengas que corregir.
Esa es una de las claves más importantes para empezar a darle forma a cualquier emprendimiento. Si te pasas toda la vida, supuestamente ajustando cada cosita para poder arrancar con seguridad (qué ya te he dicho antes que esa seguridad no existe), te aseguro que jamás vas a arrancar. El momento es ahora. Tienes que empezar a dar tus primeros pasos AHORA. Abre tus alas AHORA. Todas las grandes empresas han nacido de un salto al vacío.
Los días iban pasando y el dinero escaseando. Era 1998 y el país se hundía en una crisis espeluznante. Unos días antes había firmado los papeles de “desalojo”, aceptando entregar mi apartamento al banco. Apenas si me quedaba algo para subsistir ¿qué puedo decir? El bendito UPAC que se llevó las casas de muchos como un huracán.
Firme a mi propósito de crear un taller empecé a estudiar en una pequeña escuela del centro (la única que podía pagar en ese entonces): ESDE, escuela superior de electricidad, mucho nombre para el garaje de una vieja casona. Eso era todo. 10 humildes estudiantes y un profesor que impartía a media caña. Pero como la diferencia la hace uno (y yo estaba hambriento de saber), empecé a superar las clases y a estudiar 16 horas por día. Me devoraba bibliotecas enteras sobre el tema automotriz. Al cabo de 1 año, era uno de los que más sabía (o por lo menos me sentía muy seguro de lo que hacía).
A eso me refiero cuando hablo sobre el 2o propósito: ENTENDIMIENTO. Cuando vas a emprender debes convertirte en el emprendimiento, apasionarte, ser uno con él: estudiarlo, conocerlo, entenderlo a la perfección. Es imposible que salgas adelante si lo único que sabes sobre tu negocio es que el mecánico, el estilista, el administrador o el cocinero lo hacen muy bien. Necesitas entender para poder dirigirlos, para ganar su respeto, para liderar y hacer crecer tu negocio. Ese conocimiento será tu mayor activo, de lo contrario siempre estarás en problemas. No importa si se trata de un brownie o de una compañía de aviación: necesitas entender.
La mayoría de emprendedores no tienen idea sobre lo que van a ofrecer. Los motiva ganar dinero rápidamente, solucionar su situación. Por eso les cuesta tanto trabajo salir adelante; cualquier cosa los derrumba. Cuando sabes lo qué haces, cuando conoces y te enamoras del servicio o producto que ofreces, te vuelves tan contagioso y confiable que los clientes correrán tras de ti.
¿Cómo empecé sin dinero? Pensando! Las ideas son lo realmente valioso. A esas alturas no tenía para montar un taller, ni para comprar herramientas. De hecho ya estábamos viviendo de la caridad de nuestras familias. Así que se me ocurrió, para solucionar algo mientras me preparaba, montar un servicio personalizado de reparaciones.
Puse un anuncio en los clasificados: “¿tienes un taller en problemas? Yo te puedo ayudar. Llámame”. ¿Qué crees? Recibí más de 20 invitaciones. Elegí uno de los talleres (el que consideré más profesional), me senté con su dueño y le conté mi idea: yo traería carros averiados de nuevos clientes. El me cobraría un valor con un súper descuento y yo me ganaría el 30% por encima, además de una utilidad en los repuestos (prácticamente me hacía socio sin inversión y sin riesgos). Solucionaba su problema de falta de trabajo a la vez que solucionaba el mío, de falta de dinero.
Empecé a rodar la bola entre amigos y parientes. Sabía que el hecho de llevar el carro al taller para cualquiera era un trauma. Yo me convertiría en solución. ¿Qué ofrecía? Un servicio a domicilio. Iba a sus casas, recogía sus carros, los llevaba al taller, los reparaba y los devolvía en perfectas condiciones. Con eso les evitaba vueltas, les ahorraba tiempo y dolores de cabeza; cuidaba y respondía por ellos y me encargaba de todo. La idea funcionó tan bien que al poco tiempo recibía 3 o 4 carros por día y ganaba una buena suma de dinero… Después de eso descubrí que, en adelante, sería invencible… que las ideas flotaban en el aire. Solo había que ser perceptivo y captar cuales eran las necesidades de los demás!
¿Lo ves? No necesité un centavo para ofrecer un servicio inteligente, sencillo y sin mayores complicaciones; solo tuve que pensar ¿qué falta? y darle solución! ¿Lo pude haber hecho sin haber estudiado un poquito? Sí; pero tal vez no se me hubiera ocurrido y seguro no lo hubiera manejado tan bien. Gracias al conocimiento adquirido, tenía la capacidad de guiar a los mecánicos y luego comprobar si habían hecho bien el trabajo. Era difícil engañarme y por eso mis clientes confiaban en mi. Estaban seguros y tranquilos gracias a mi intermediación… poco tiempo después estaba planeando mi primer taller!
Piensa! Hoy podrías generar tu primera gran idea y solución. Piensa: ¿qué necesita la gente a mi alrededor? Cuando lo tengas apasiónate, estúdialo y hazlo tuyo… a partir de ese momento serás invencible…
No hay pasión sin conocimiento, ni triunfo sin una noble intención final. Puedes mover el universo a tu favor si haces tuyos estos 3 secretos: Pasión, Entendimiento y Bondad, solo así te volverás un imán para las buenas ideas, la creatividad y el flujo de dinero.
6 meses después de traer y llevar autos abrí mi primer taller. Cristóbal (uno de mis profesores en la escuela), y Alejandro, aquel joven que conocí gracias a los anuncios que había puesto en el periódico, se embarcaron conmigo en esa aventura. Yo no tenía el dinero para empezar, lo que producía alcanzaba “raspado” para mantener a mi recién fundada familia ¿Podría haberme quedado ganando apenas lo necesario con los domicilios y subsistiendo sin pena ni gloria? Seguro que sí; pero una de las motivaciones de cualquier emprendedor es crecer, expandirse, hacerse todos los días más grande: esa es la cuestión. Un buen emprendedor es valiente, arriesgado, jamás se conforma, siempre quiere ser más, saber más, entender más. Sabe que su vida es un continuo salto al vacío, si no, ¿cuál sería la diferencia? Si temes a lo desconocido, entonces empléate y deja que tu jefe tomé las decisiones por ti. Trabaja para el sueño de otros mientras ves envejecer tus propias ilusiones. Por eso es obligatorio apasionarse, un apasionado hace lo que sea por el objeto de su pasión: se construye, se nutre, se entrega, se llena hasta crear un entorno sólido y seguro.
Volviendo al taller: Cristóbal puso las herramientas y Alejandro los 3 meses de alquiler de un local chiquito y desvencijado al que llamamos “Auto Sport”. El primer mes, el profe no aguantó la falta de dinero y partió desilusionado con sus herramientas… en cambio, nosotros, al segundo mes… estábamos peor de quebrados ¿creíste, que sería una historia rosa? ¿de triunfo sin dolor? El éxito no se da así de fácil. Es lo que le pasa a muchos: suponen que al poco tiempo, sin mayor esfuerzo ni sacrificio, verán llover dinero. Cuando se dan cuenta que la realidad es otra, qué hay que dejarlo todo en la arena antes de triunfar, huyen despavoridos.
Lo cierto es que estábamos fritos, ni un alma se acercaba por allí; pero las grandes empresas nacen cuando las tripas aprietan y se desmorona el corazón. En esos momentos difíciles, en los que la mayoría tiran la toalla, sale a relucir la diferencia: o eres empleado o eres futuro empleador. Hay que tener agallas: en esas crisis es cuando aparecen las mejores oportunidades (no hay por qué asustarse), más vale que estés atento y te enganches al primer tren.
Me quedaban solo 30 días. Después de eso estaría nuevamente acabado. Llegué a pensar que la gente a mi alrededor tenia razón: yo había nacido estrellado, no servía ni para fracasado… ¿cómo logré entonces transformar nuevamente mi destino y convertirme en un eterno emprendedor?
Cuando estás vencido, cuando el ego ha perdido todas las batallas, cuando descubres que caer antes de levantarse es una ecuación normal (que “del piso no puedes pasar, como decían mis padres), nace una nueva libertad… esa libertad es el gran tesoro del emprendedor: la capacidad de reinventarte una y otra vez. Para un buen emprendedor no hay una sola manera de hacer las cosas, hay muchas.
Créeme, si no huyes al primer golpe, ni al segundo, ni a los siguientes diez y sigues alimentando tu pasión, esforzándote, preparándote con firmeza, fiel al propósito de servir bien a los demás, el éxito te va a compensar. ¿Por qué? Lo dije antes: al éxito le gustan los valientes (y al dinero también).
Quedaban pocos días y mi sueño se iría al tarro de basura. Mi carro seguía sin solución aparente ¿te acuerdas del Fiat por el que empezó toda esta historia? Una noche cerré las puertas del taller decidido a no salir hasta encontrar una verdadera solución. En una rabieta, golpee el capó del carro y, como si me escuchara, lo culpé de mi actual desdicha: -todo es tu culpa, maldito-, grité una y otra vez con rabia y desazón: -todo es tu culpa-. Ese desahogo limpió mi razón (o quizás fue la angustia), y en medio de la efervescencia por la inminente quiebra, me di cuenta que la respuesta había estado siempre frente a mi: si yo estaba sufriendo este desamparo técnico ¿cuantos personas en Medellín estarían igual? El camino era ese: dedicarme, no a todos las marcas como lo venía haciendo hasta ahora sin ningún éxito, el camino era “ser solución para los que tenían el mismo problema que yo”.
Al día siguiente Alejo me encontró trasnochado y con un cerro de tarjetas que había impreso en el computador: “Auto Sport, somos especialistas FIAT”.
-¿Estás loco?, no hay repuestos, nosotros no sabemos y… ¿de dónde vamos a sacar a los clientes? ¿Acaso no te das cuenta que estamos acabados?-.
Mientras él hacía los últimos arreglos para cerrar el taller al cumplir el plazo, yo me dediqué a descubrir ¿quienes habían sido dueños de los extintos concesionarios FIAT en la ciudad? Automontaña había sido uno de ellos, luego encontré un par más. Como supuse, tenían en una bodega cientos de repuestos de estos carros. Les conté mi idea y, por liberar espacio y mover el inventario, me lo entregaron todo en consignación. Así les iba pagando a medida que se vendían las piezas. Bueno para ellos, bueno para mí ¿Total de la transacción? cero pesos. Yo me les convertía en un vendedor sin pago para una mercancía muerta, y esa mercancía, en mis manos, se convertía en solución definitiva para el desabastecimiento de repuestos FIAT en la ciudad.
Pregunté por los antiguos mecánicos de la marca y, después de muchas volteretas encontré a un par de ellos: uno trabajaba por la minorista y el otro en barrio triste. Los otrora preparados y elegantes técnicos de la matriz italiana se rebuscaban la vida entre carros viejos, buses y volquetas. Les conté lo que iba a hacer, con tal pasión y convencimiento, que a la semana siguiente estaban trabajando para mí, aceptando pagos por comisión.
Ya tenía los repuestos y la mano de obra (sin haber invertido un peso), ahora faltaba lo más importante: los clientes. Como no había fondos para publicidad (y quedaban solo 16 días para el cierre definitivo), pasé los siguientes días y sus noches buscando, por toda la ciudad, autos Fiat estacionados en las calles, en los centros comerciales, en las universidades y en los hospitales para dejarles en el parabrisas, una de estas tarjeticas: “somos especialistas FIAT”. Los perseguía corriendo por las avenidas, en los semáforos, en las esquinas y barría los barrios en bicicleta, a pie o en buseta con el firme convencimiento de no dejar ninguno sin anunciar.
Buscar soluciones, dar respuesta, pensar bien y profundamente no cuesta un peso y con ello puedes mover el mundo entero a tu favor. Solo tienes que concentrarte y buscar la respuesta. No sé trata de pensar solo en lo que tú quieres. La pregunta correcta para emprender es: ¿qué necesitan los demás? luego apasionarte, luego saberlo todo sobre esa necesidad y, al final, entregarte con justicia, con fuerza y bondad… y el dinero te lloverá.
Aún hay muchas personas que se acuerdan de mí corriendo tras sus carros como un sirirí… ¿funcionó? ¿qué crees que pasó al quemar este último cartucho?
Ponte a trabajar. No se trata de esperar que la oportunidad correcta llegue a tocar la puerta de tu casa. Busca algo, concéntrate y empieza a hacerlo realidad. Si te mantienes enfocado, con el ojo y el corazón puestos en la grandeza, las ideas empezarán a fluir a tu alrededor, lo que sea que estés haciendo ahora con pasión, entendimiento y bondad, crecerá, se fortalecerá o cambiará para convertirse en algo mayor. Basta de estar sentado esperando que algo suceda… la responsabilidad es tuya: deja de inventar excusas y HAZ QUE SUCEDA!
A 5 días del cierre había logrado entregar unas 200 tarjeticas… 200 personas sabían ahora que existía una solución para sus carros en Medellín. A la mañana del día 3, a 72 horas del final, abrimos la puerta con una fila de 10 carros, montones de citas y decenas de pedidos en repuestos.
¿Me senté a esperar que algo sucediera? ¿Me eché a llorar porque este emprendimiento había fracasado otra vez? ¿Me quejé del gobierno, de la competencia o de la crisis del momento? No! Pensé, observé y solucioné. Moví el destino a mi favor: hice QUE SUCEDIERA!
Un año después, mi socio y yo, teníamos una gran bodega, un equipo de 20 funcionarios y atendíamos 40 vehículos por turno. El antiguo Auto Sport había desaparecido para convertirse en Tecniautos Fiat. Cuando regresó la marca a Colombia fuimos nombrados taller autorizado para Antioquia y distribuidor de repuestos para todo el país ¿Increíble, no? Todo construido a punta de “cacumen, buena lora” y una pasión honesta y desbordada.
“Pensar en los demás”, esa fue la salvación (en ese momento lo aprendí). No estaba enfocado en ver cuánto dinero me iba a ganar, ni qué tan exitoso podría ser en el futuro. Estaba centrado en solucionarle un problema a la gente. Eso me llevó a crear una estructura enorme sin invertir mayor cosa.
Cuando estás pensando en el bien común, la angustia y la ansiedad por tu propia situación se desvanecen, se despeja la razón y es más fácil enfilarse hacia algo útil y duradero. No se trata solo de lo que yo quiero o de lo que yo necesito. Eso siempre termina mal. Tienes que ofrecer algo valioso, algo que alguien pueda necesitar… y el dinero te lloverá. Basta de seguir las modas en el mundo de los negocios, observa, CREA TU PROPIA MODA, sé justo, se juicioso y aprovecha lo que tienes a tu alrededor.
En mi caso aproveché lo que para otros era un estorbo (los repuestos abandonados), busqué a quienes tenían el conocimiento e iguales intereses (los mecánicos de la marca), y luego, preparado con ese arsenal, me fui a solucionar un problema puntual ¿Cómo no se le ocurrió a alguien más? Porque en aquel momento todos huyeron para defender sus propios bolsillos. Les preocupaba perder lo propio; pero a nadie le preocupó lo que perderíamos sus clientes.
Cuando la marca se vino abajo y el pánico se apoderó del mercado, entendí que era mi momento: había que entrar a recoger los pedazos y reconstruir. Ya no lo hice tanto por negocio, se me había vuelto un ideal (por supuesto, después fue un gran negocio).
Mira a tu alrededor: siempre hay un paquete de clientes con una necesidad específica que tú puedes solucionar! Olvídate de ti. Piensa en las carencias y encontrarás tu propia salvación.
Como el mercado crecía tanto en Medellín, los dueños de la matriz, que estaba por ese entonces radicada en Bogotá, decidieron montar su propio concesionario en la ciudad y terminar mi contrato de servicio autorizado (era lógico, yo aún era muy pequeño para tal operación). Ese fue un nuevo final para mí.
Pero hay que entender que la vida es una aventura, jamás, nunca, nada está garantizado ¿Me quejé de la vida o de las injusticias del destino? Nada. Agradecí el tiempo que pude trabajar con ellos (a la postre me habían dado una gran oportunidad sin invertir mayor cosa), cerré el taller y, en cuanto pude, con la sonrisa más grande y el ánimo renovado, volví a las calles a batallar ¿Fue difícil? claro que sí; pero también fue muy divertido. Tras esa ruptura, empezó mi vida en la gastronomía (mira qué afortunado fui).
No sabía que el destino me estaba formando para escribir esta historia: tenía que vivirlo, caer y levantarme muchas veces más hasta aceptarme como el “eterno emprendedor” que sería en adelante… Espera ¿con 40 años, una esposa y 4 hijos tendría que empezar de nuevo? Sí, así sucedió…
El mejor momento para empezar es AHORA, así sean pequeños y débiles tus pasos, el momento es ahora. Que cuando la fortuna toque la puerta de tu casa te encuentre trabajando. Piénsalo así: en unos años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste, que orgulloso por por las que sí hiciste. Las oportunidades no aprovechadas por tontería, dolerán toda la vida.
No importa el tamaño de tus sueños: apasiónate, prepárate y actúa con bondad, de esta manera te convertirás en un emprendedor exitoso. No te detengas por indecisión, ni por qué te has caído hoy (seguramente volverás a caer mañana). Si no has aprendido esto estarás frito: el fracaso construye mil veces más que el éxito. Cada caída, bien entendida, será alimento para tus ideas, callo para tus heridas e inspiración para tu vida. No te acobardes por lo que los demás crean o digan de tu emprendimiento, escucha y aprovecha. Si estás convencido, si sabes cómo hacerlo, si lo que quieres es servir más y mejor, demuéstralo, conviértete en excepción.
Antes de saltar a la gastronomía debo compartirte lo que fue mi orgullo mejor contado en el mundo automotriz: haber vendido decenas de autos (que ya los compradores no querían), en un tiempo récord.
Ya tenía el taller, como te había contado antes, y este me proveía una cierta estabilidad económica pero, igual que al principio de esta historia, mis sueños iban para arriba. Me tracé una meta más inalcanzable: “voy a vender carros de la marca italiana y de allí saltaré a ser un verdadero concesionario”. Las caras de mis amigos se transfiguraron: “este tipo ya enloqueció del todo”. Montar un taller sin tener dinero fue una locura increíble; ¿pero esto? -¿de dónde vas a sacar los muchos millones que se necesitan para comprar los autos nuevos?-.
Llamé a la matriz en Bogotá, les propuse ser su vendedor y representante aquí. ¿Cuál era la ventaja que tenía?, nadie más quería, en ese entonces, meterse en la tarea de vender estos FIAT en Medellín, les tenían un poco de miedo después de sus aparatosas salidas del mercado ¿Qué hice entonces? Propuse solucionarlo si me daban la oportunidad de traer un solo carro prestado en consignación. Prometí, si creían en mi, vender más de 50 (habráse visto mayor locura y atrevimiento). El mercado automotriz estaba creciendo, había una bonanza para todas marcas y yo estaba seguro de poder aprovecharla. No tenía nada que perder. Estos autos me fascinaban tanto, que sabía podría fascinar a los demás y prestarles un gran servicio. La reflexión era: lo intento y, si al final no cumplo mi meta, devuelvo el carro y adiós (aunque esa nunca fue una opción para mi).
Ellos se rieron un rato, reafirmando el pensamiento de mis amigos: “este tipo está loco de remate”. Pero fui tan incisivo, y mi determinación fue tal, que al final decidieron darme la oportunidad (creo más que por sacarme de encima). Sería 1 mes y no arriesgaban mayor cosa: el carro seguiría siendo de su propiedad, a menos que yo lo pagara, y ellos conservarían los papeles hasta ese entonces:
-Aceptamos esta tontería, el único concesionario sin vitrina y con un solo carro… pero si no pasa nada, en un mes no nos vuelve a molestar. Tiene que prometerlo-.
Subarrendé un espacio en el Centro Comercial el Tesoro prometiendo pagar el alquiler a final de mes (era un cuadrito de 4 metros, solo cabía el carro y yo de pie a un lado. En ese entonces era baratísimo). Allí estacioné el FIAT Palio gris plata que me habían prestado. Le pedí a mi madre, que estaba en ese entonces sin trabajo, que me ayudara en algunos turnos ¿Mi estrategia? Nunca traté de venderlo. La verdad es que estaba tan enamorado de la marca, y de la oportunidad que me estaba brindando ahora, que a todo el que se acercaba le hablaba sobre las maravillas de esta máquina, “que no hay mejor carro que un FIAT”, se escuchaba todo el día por los pasillos del centro comercial… con respeto, con devoción, con absoluto convencimiento. Lo había estudiado, probado, armado y desarmado tantas veces que ahora era dueño de una pasión desbordada por la marca, por sus eficientes y sofisticadas creaciones. Al final del mes habíamos vendido 38 y un par de días después habíamos llegado a 53. ¿Era posible? ¿53? Así fue. Con un solo carro prestado, un pequeño espacio, la ayuda de una persona que se haría matar por mis sueños (mi madre), y la seguridad que esto iba a suceder. 53 compradores nos habían dicho sí, queremos un carro de estos, y me habían entregado su dinero. ¿Te imaginas el susto de quienes manejaban la matriz en Bogotá? No tenían ni como enviarme tanto carro. La carretera a Medellín se inundó con niñeras cargadas de flamantes FIATs.
Al segundo mes había rentado una vitrina sobre la Avenida del Poblado, mi madre había sido nombrada gerente y, con ella la historia creció aún más. Tal vez no sabía mucho de carros; pero sí sabía (como buena madre), servir, cuidar y defender a los clientes por encima de todo. Y estos carros salieron tan buenos, que el resto del trabajo fue demasiado fácil. Su fama empezó a atraer a cientos de compradores y… ya conoces el resto y el final de esta historia. Pero haber logrado algo así, a punta de pasión y sin mayor inversión, siempre será uno de mis triunfos mejor contados!
¿Ves? No importa el tamaño de tus sueños. Si estás convencido que algo puede pasar (si eres apasionado, inteligente y trabajas por un fin mayor), ten por seguro que pasará… que no necesitas dinero para eso.
Te hago una invitación: abre las alas AHORA… persigue tus sueños AHORA… equivócate y aprende AHORA… arriésgate AHORA… no es mañana, ni cuando llegue una oportunidad… la oportunidad es AHORA!!!
Estaba literalmente y, como dirían los abuelos: “con una mano adelante y otra atrás”. A pesar de la gran empresa que había sido Tecniautos, la llegada de mis hijos, los gastos familiares y las deudas del pasado me habían impedido ahorrar. Cómo muchas veces en mi pasado debía empezar otra vez, de cero y sin capital.
Pensé en buscar un empleo en el sector automotriz. Había adquirido una experiencia que podría ser útil para muchas empresas, así que me presenté en una de las instituciones cazatalentos que estaban muy de moda por aquel entonces. No pasé ni la primera entrevista, fui rechazado por no tener diplomas ni estudios para demostrar mis capacidades (10 años de trabajo no me sirvieron de mucho sin el bendito cartón). Me tocó mirar para otro lado: “voy a volver a presentar televisión”.
Empecé a tocar puertas, a hacer castings, pruebas y hasta suplicar por una oportunidad. Después de 10 años todo el esquema había cambiado. Yo ya no cabía ahí.
Pero “si la montaña no viene a Mahoma…”
Se me ocurrió entonces empezar al revés. Si no había programa para mi, yo mismo lo crearía. Diseñé un concurso de gran envergadura en el que los participantes superaban pruebas por toda la ciudad. Regresé a los canales ahora con tarjeta de productor (da risa; pero es verdad). Tampoco funcionó ese primer aventón. Así que, sin desanimarme, y siendo lo insistente que he sido siempre, diseñé una segunda propuesta: un programa de sexualidad en el que interactuaba con una reconocida sexóloga respondiendo dudas y preguntas del público a cerca del tema: “Sexo Profundo”, el sólo nombre lo mató! Había invertido mis últimos centavos en la grabación del piloto… me refería a una sexualidad vista desde la espiritualidad; pero aquello sonaba a porno! Ni siquiera me recibieron y el dvd fue a parar a la basura.
Escribí un nuevo proyecto, un concurso de niños esta vez, y empecé la procesión bajo la mirada desconcertada de todos a mi alrededor ¿cómo era posible? Durante 6 meses me habían rechazado de todas las maneras habidas y por haber, todos los días recibía un NO por respuesta ¿acaso era que no entendía?, en la TV no había nada para mi: Caracol, RCN, City TV, Teleantioquia y Telecaribe habían dicho NO a todo lo que les había propuesto!
Pero yo sí entendía, sólo que de modo diferente: con la visión del “eterno emprendedor”. Sabía que no me iba a convertir en un exitoso productor “de buenas a primeras”, por eso nunca me desanimé. Las cosas hay que ganárselas con paciencia y mucho esfuerzo. Nunca me han dado nada gratis en la vida, este proyecto no sería la excepción.
Con la entrada a los canales cerrada (ya nadie me quería escuchar, o estaban cansados de escucharme), empecé a tocar las puertas de las compañías productoras externas. Era otro camino para llegar al mismo lugar, uno diferente. Entregué proyectos por todas partes y recibí negativas por todas partes: 30 compañías me dijeron NO… pero hubo una, solo una, que se interesó en conocerme y escuchar! Era todo lo que necesitaba… con tanta insistencia había logrado generar “mi propia oportunidad”.
Quanta TV, dueña de hora 13 noticias, tenía otro espacio a las 12 del día en el canal Teleantioquia. Necesitaban un presentador porque Juan Ignacio, el anterior, se había ido para Bogotá! ¿Si ves? Si yo no hubiese estado insistiendo 6 meses no me hubiera dado cuenta de esto. Así que me presenté con la loca idea de no sólo ser el presentador de ese horario, si no de hacer un programa completamente diferente, algo con lo que pudiéramos hacer historia… ¿qué necesita hoy el público? pregunté insistentemente. “No sigamos con lo mismo, busquemos algo que aporte y cambie la vida de los demás, algo que los haga felices” (repetí una y otra vez). Entre pregunta y pregunta descubrimos juntos un camino, algo que venía creciendo con fuerza en el mundo: la curiosidad por la comida… entonces nació GASTROSOPHÍA, un proyecto en el que trabajamos con fuerza y en el que se asociaron 3 compañías para hacerlo realidad (además de Quanta, Teleproducciones y Teleantioquia hicieron parte de la sociedad)… y GASTROSOPHÍA se convirtió, primero en un fenómeno de la televisión regional, y luego de la internacional a través del Canal CARACOL… Regresé a la televisión como director, libretísta y presentador, a pesar de todas las veces que me dijeron NO… y esto redefinió mi vida: fue el nacimiento de TULIO Recomienda.
Insistir, persistir y nunca desistir, esa es la actitud de todo gran emprendedor, cómo decían los abuelos: “pa’ trás, ni pa’ coger impulso”. Si tienes un objetivo y trabajas con pasión, si entiendes que las barreras y dificultades son necesarias, si las superas con esfuerzo, paciencia y bondad, siempre vas a triunfar. Soy de esas personas que insiste a diario: al éxito se llega más por insistencia y persistencia, que por inteligencia.
Uno de los temas más importantes para triunfar en cualquier emprendimiento es “el factor diferenciador” de lo que tú vas a ofrecer. En eso se equivocan la mayoría de emprendedores. Si nace un exitoso negocio de empanadas, mañana aparecen 30 más. En un par de meses, 25 (para ser optimista), habrán perdido todo su dinero y estarán endeudados hasta el cuello. Así que gran parte del secreto es innovar y tener claro que “el precio” no puede ser la base de ese factor diferenciador: ¿aquel vende a 300 una empanada?, yo la voy a vender a 200 pesos y me voy a llenar… fracasarás! Habrás trabajado para nada. A la gente le gusta pagar bien por las cosas buenas, en especial si les brindas un buen factor diferenciador, te amarán y te llevarán a la gloria, no importa cuanto valga tu empanada, nadie va a reparar en eso.
Así que “ese factor” (que es la piedra angular de todo negocio exitoso), está basado en un concepto que siempre va ligado al eterno emprendedor: innovación! ¿De qué manera puedo yo mejorar alguna situación de la vida de los demás? ¿cómo puedo ofrecerte algo nuevo, diferente o mejorado para que me quieras comprar? ¿cómo paso de ser un simple vendedor a convertirme en alguien que de verdad le aporte algún tipo de solución, valor o sabor a tu vida? ¿cómo te hago parte de mi y de mi emprendimiento?
Crea algo verdaderamente interesante y necesario para los demás o, por lo menos, inspírate en lo ya está establecido y mejóralo! De lo contrario, ni siquiera lo intentes porque no te va a funcionar!
Eso hice con GASTROSOPHÍA. Programas de cocina y de viajes gastronómicos había un montón; pero, según lo que percibía, hablaban para un público al que no se había educado en el buen arte del comer (incluyéndome a mí y a mi familia). Así que veíamos a Bourdain, a Zimmern, a Olivier pero no sabíamos de dónde salían o a qué sabían esas cosas. Así que creé un divertido espacio que ayudó a entender mejor el fenómeno gastronómico que se venía gestando en el mundo y que impulsó a los comensales de Medellín a salirse de su zona de confort y a explorar nuevos sabores. Lo hice con segmentos que no duraban más de 3 minutos para que fueran fáciles de asimilar (el programa duraba 1 hora todos los días), era una especie de rompecabezas con el que lograba interesar a las personas, les sembraba el bichito de la curiosidad: yo iba, probaba algún plato nuevo de Vietnam, de Perú o del Plato Magdalena, lo describía, lo hacía poesía, lo mostraba y los instaba a conocer el restaurante. Siempre dije que era una forma de viajar sin levantarse de la mesa. La gente corría a probarlos y, según percibía, nuestro medio se extendía. No era yo solo, por supuesto, ya habían algunos periodistas, productores, chefs y sibaritas empujando para el mismo lado.
Así que los televidentes empezaron a escuchar discusiones entre cocineros sobre la cocina y la comida (Los Chefs del Patíbulo), empezaron a formarse una opinión sobre lo que antes era misterioso y escondido, entraron a las cocinas y escucharon el corazón y la filosofía de los cocineros de entonces (En la Cocina), captaron la esencia de muchos ingredientes (En la Mesa), aprendieron a meter las manos y a crear por su cuenta (fácil cocina para los que no cocinan), los llevé por el mundo con crónicas de vinos, los enólogos nos enseñaban (Mundo di-Vino), recorrí el país mostrando platos y técnicas de nuestras regiones (El Sibarita), y me dediqué a encontrar y a comunicar cientos de pequeños restaurantes de todo tipo de comidas que estaban naciendo en nuestra ciudad, incitando al descubrimiento. La gente dejó de ir siempre al mismo lugar y empezó a comer en pequeños restaurantes que ofrecían sabores de Vietnam, de Grecia, de Francia, de España, de Alemania y de muchas regiones de nuestra patria y abandonaron el sempiterno y seguro solomito. En general mostré las vidas, hechos y cocinas de los cocineros que construían en nuestra ciudad y los puse en TV… el programa (que era un emprendimiento), fue un éxito sin precedentes y fue también el comienzo de esto que hoy conocemos como TULIO Recomienda (pero yo no lo sabía). Había una necesidad… la entendí y le di solución con un proyecto “diferenciador”… pero, como en la vida nada está asegurado, y cuando yo estaba ya muy cómodo con este nuevo éxito, una crisis en el país (política y económica), golpeó al canal y a las productoras y, muchos programas se quedaron sin piso, entre ellos Gastrosophía… “Ciao Bambino” (Cómo diría el de los espaguetis)
Al día siguiente estaba nuevamente en la calle (seguro me eché mis lágrimas, ahora no me acuerdo), haciéndome la eterna pregunta del fracasado: ¿por qué a mi? ¿qué espera la vida de mi? ¿por qué todo me sale mal? Otra vez a empezar de cero!
Lo que no había entendido en ese entonces era que la vida me estaba preparando para lo de hoy! Me había brindado años de escuela, de aprendizaje, de descubrimiento gastronómico: “bueno TULIO ¿ahora qué vas a hacer con todo lo qué te regalé?”. Esa es la pregunta, esa es la cuestión: ¿qué vas a hacer con lo aprendido?
Los indígenas Guna me decían un día: “el hombre blanco no se da cuenta de toda la magia que se mueve a su alrededor”. Comprendí que nos hemos hecho sordos y ya no sabemos escuchar. El mundo es de quienes escuchan las necesidades de los demás. La vida sólo te prepara, pero tú debes crear y resolver. Cierra la boca y escucha… por eso Dios nos dió 2 oídos pero una sola boca, para escuchar más y hablar menos! Escucha y échate a andar…
Todos los días emprendedores me abordan en busca de una fórmula mágica para arrancar con seguridad. Cuando eres emprendedor lo último que tendrás es seguridad, de eso no se verá por mucho tiempo; porque para un emprendedor el riesgo es parte de su esencia. Una relativa seguridad estará incluida en el paquete final, pero si lo que buscas es estar tranquilo y seguro desde el principio, esto no es para ti.
Perdemos un trabajo, saltamos a otro, hipnotizados por una supuesta seguridad que no es tal, y se mira a los emprendedores con cierto grado de desdén: como si no fueran profesionales (por ley todo emprendedor es visto como fracasado hasta que triunfa), incapaces de enfrentarse a un cargo como el tuyo, de mantener un empleo real: como que tú eres el gerente de una empresa y tienes el mundo a tus pies y ¿aquellos emprendedores? pedaleando, luchando, trajinando para algún día llegarte a los talones. Asústate, porque si miras para arriba en tu empresa, seguro descubrirás que también trabajas para un emprendedor, “uno de esos incapaces es el que firma tus cheques hoy”.
Un emprendedor exitoso no es “cualquier ser humano”: hay en él una cierta combinación de rebeldía, de heroísmo, de sorpresa, de “me importa un culismo” que atrae como un imán… es capaz de hacer lo que nadie espera, de caminar con firmeza en contra de la corriente, de soñar con fuerza y ser medídamente irresponsable hasta generar un cambio a su alrededor! Un buen emprendedor debe transgredir lo establecido hasta encontrar un nicho, un público, un grupo de clientes a quienes mejorarles la vida con sus ideas y productos… al final transformará para siempre la sociedad.
Eso me decían a mi: que fuera serio, que ya tenía 4 hijos, que dejara de pendejear ¿cuál red gastronómica? ¿cómo que trabajar con las redes sociales? “Eso es para pelaos”, ¿quién carajos te va a sostener? Me lo repitieron tantas veces que terminé empleándome una vez más. Presenté varios castings y, al final, me volví presentador de un programa Internacional. Fui feliz ahí; pero ese no era yo: sólo leía libretos cada fin de semana, cero creatividad. Estaba demasiado inquieto, dándole forma a toda esta revolución. Después de 2 años de seguridad decidí renunciar y empezar a construir esta comunidad. Sabía que podía servirle a los demás, que podía revelar para todos un universo gastronómico que, bien entendido, les llenaría de felicidad. Así nació TULIO Recomienda y esta historia cambió!
Escribí una pequeño reflexión que debería ser llamado y mandato para todo emprendedor que esté indeciso hoy:
Abre las alas AHORA… persigue tus sueños AHORA… equivócate y aprende AHORA… arriésgate AHORA… no es mañana, ni cuando llegue una oportunidad… la oportunidad es AHORA!!!
Vives ojeando el futuro con temerosa esperanza ¿habrá llegado el momento? Jamás lo vas a saber si no te lanzas al vacío ¿a qué le temes si eres efímero? Igual mañana no vas a estar aquí (qué importa cuantas veces te equivoques)… valdría la pena intentarlo ¿no?, valdría la pena correr el riesgo ¿no?… pero sigues aferrado a la incomodidad de tus temores… te gana el miedo, te seduce lo conocido (así lo conocido sea un lamento y tu vida una eterna agonía).
Vives preguntando ¿habrá llegado el momento? ¿será la hora de abrir mis alas? Pero como todo ser humano (inseguro), necesitas un plan (y pasas los años esperándolo), contándole a todos lo grande que serás cuando estés listo para prosperar… pero no avanzas, no inviertes, no arriesgas; ni siquiera crees en lo que juran tus labios… Antes de lo previsto, te saldrán canas y se te agotarán las ganas.
Al paso que vas… el día que te decidas por fin… el día que dejes atrás el miedo seguro descubrirás que te están cargando al cementerio (y ya no habrá vuelta atrás). Arriésgate, es la única manera de triunfar!
“Todas las grandes empresas nacen de un salto al vacío… es verdad”…
¿Obstáculos? Claro que habrán obstáculos. Si no fuera así ¿de qué manera crecerías? ¿qué te retaría a ser más y mejor; qué te mantendría despierto, alerta, buscando un fin superior? Si no hubiera obstáculos, no habría emoción y esa emoción es lo que empuja a un ser humano a ser un verdadero emprendedor. Así que no te quejes, no te lamentes ni te des palmaditas de perdedor: “es que el mundo está contra mía”, “es qué hay que educar a la gente”, “es que todos a mi alrededor son unos ignorantes y no me saben valorar”. Basta de auto compadecerte!!! Estás aquí para dar soluciones inteligentes, no a tus necesidades, soluciones valientes a las necesidades de la gente: ese es el centro y la razón superior de cualquier emprendimiento exitoso. No se trata de montar algo simplemente porque tú lo quieres montar, o porque necesitas mejorar tu economía, o porque quieres ser libre e independiente y no tener jefes. Ojo con esa trampa del cerebro porque al final tú serás tu propio jefe, jamás habrás conocido uno más duro, ni más implacable, ni más exigente… y convivirás con él 24 horas al día, y recibirás sus órdenes los 7 días de la semana y nunca volverás a tener un horario decente, eso ya no existirá para ti.
Uno NO emprende para uno, uno emprende para los demás: ese es el gran secreto del éxito, sin esa esa consciencia no hay nada más. La primera pregunta para saber que se está bien encaminado es: ¿de qué manera esto soluciona y da respuesta a una necesidad específica de las personas que están a mí al rededor? De qué manera yo puedo serle útil a los demás. Fácil. La gente NO compra lo que tú quieres venderles, la gente compra lo que necesita para satisfacer alguna necesidad y punto. No pierdas el tiempo. Si no tienes una propuesta de valor verdadera, inteligente y suficiente; una propuesta de valor pensada para los demás, diseñada para solucionar y brindar felicidad, no vas a lograr hacer nada con tu emprendimiento. Y ojo. Una propuesta de valor no es: “ah, es que yo voy a vender más barato que todo el mundo”. No. Si tienes algo bueno, jamás te tendrás que regalar: un buen producto o un servicio que la gente realmente quiera o necesite, será pagado a su valor real, incluso un poco más: ahí tienes todas las grandes marcas, las más pinchadas, las más finas, las más pijas y costosas y, a pesar de todas las competencias y copias económicas, ahí siguen tan campantes y con una tendencia al alza en un mercado de lujo que cada día crece más. Vender barato NO es la solución que todos quieren dar, de hecho es la peor solución. Valórate. La gente paga con gusto el precio que sea sí tienes una buena propuesta para ofertar.
Enfrentarse a lo desconocido, apostar donde supuestamente no hay posibilidades de ganar, esa es la sal del emprendedor. Si te derrumbas a la primera y sales huyendo, entonces no eres un verdadero emprendedor. A lo sumo tienes una pataleta por un trabajo que se perdió; porque un verdadero emprendedor, se levanta, se limpia las heridas y se planta cada vez en una mejor posición para seguir dando la pelea, no importa cuantas veces haya sido noqueado y pisoteado… Vamos, adelante, levántate: más temprano que tarde, tú serás el “noqueador”.
Te van a copiar, TODO. Respira profundo y escucha esto. Cuando eres el creador de una idea genial o de un gran emprendimiento, muchos tratarán de aprovecharlo a como de lugar. Eso es apenas lógico. Habrá nacido tu competencia.
Tú me dirás: pero ellos no estaban ahí cuando sacrifiqué noches enteras, cuando rompí el marrano e invertí hasta mis últimas monedas; no estaban cuando me llamaron loco y desorientado, cuando sentí que tras esa idea lo perdería todo. Es lógico: un verdadero emprendedor abre caminos, encuentra caminos seguros donde los demás sólo veían piedras… y una vez hecho el camino, muchos vendrán tras de ti y aprovecharán lo que has hecho.
Si eres un verdadero emprendedor tendrás que acostumbrarte a esto; pero también y más importante, tendrás que asegurarte de encontrar la manera de blindar tu emprendimiento contra cualquier golpe. Recuerda lo que te dije antes: para llegar lejos y mantenerte en el tiempo, no solo basta una buena idea, debes saber hacer muy bien tus movimientos. Más allá de las ganas y del afán por arrancar, debes moverte con inteligencia, con tino y con mucha paciencia. Es el secreto de los emprendimientos de largo aliento. No querrás ser fugaz.
Así que el llamado en este momento es a blindarte! Créeme. Ya lo he visto muchas veces. Geniales emprendedores ahogados en la angustia, en la impotencia, en la rabia… metidos de cabeza en batallas sin cuartel que, al final, no favorecen a nadie. Dejan sus emprendimientos de lado para dedicarse a defenderlos y, al final, ya no hay emprendimiento que defender… alguien más se lo llevó. Así que dedica tus energías no a pelear ni a defenderte, dedícalas a a ser el mejor, solo así estarás seguro. No podrás contra todos.
Asegúrate que lo que ofreces es lo mejor (no lo más barato), porque si alguien lo puede mejorar estarás frito y merecerás quedar por fuera. Asegúrate que el nombre es tuyo antes de decírselo a nadie o de salir al mercado, y si crees ciegamente en lo que estás haciendo, regístralo como marca. No es muy costoso y mañana será tu mayor activo y tu verdadera seguridad. Si arrancas bien y no has registrado tu nombre, será lo primero que te van a quitar y empezarás de cero. Se llevarán todo lo que has construido en una sola acción.
Asegúrate de ser un buen asesor y de buscar para tu cliente el mejor rendimiento, la solución precisa, de abrazarlo con el corazón, ponte en sus zapatos, piensa primero en él antes que en tu utilidad. Normalmente miro a mis clientes y me pregunto: si fuera mi hijo, ¿cómo me gustaría que lo trataran? Creo que por eso muchos me dicen: “el papá de las burgers”. No busques su dinero, buscas su satisfacción; si lo haces bien, esa satisfacción se verá recompensada en fidelidad y por supuesto en dinero. Que estés cubierto por todos lados, que respondas a tiempo las preguntas, que resuelvas con cariño las dudas, que sepas dar garantías, que seas valiente frente a los conflictos, que sepas responder las redes y ser ecuánime y calmado ante las críticas.
Si funcionas teniendo a tu cliente en el centro, ¿qué quiere, qué necesita, cómo le mejoró su vida, cómo hago que se sienta más feliz? ese cliente jamás te abandonará, ni por ofertas o precios más bajitos, y atraerá hacia a ti a sus amigos (porque se sentirá orgulloso de recomendarte y conocer al mejor).
Estarás blindado y crecerás. Eso sí. Mantente estudiando y mejorando, que tu cliente siempre sepa que, además de ser el mejor, te interesas cada día en crecer, en perfeccionar lo que ofreces y encontrar nuevos caminos para avanzar con seguridad… serás eterno y nadie te podrá ganar!
¿CÓMO VAS A LLEGAR AL PÚBLICO? ¿CÓMO SABRÁN QUE EXISTES?
Uno de los grandes errores de los emprendimientos es justamente este: no pensar en ¿cómo voy a hacer llegar con mis productos o servicios a la gente? ¿cómo se van a enterar que yo estoy aquí?
La mayoría de los emprendedores se centran en producir una buena idea, en perfeccionarla, en desarrollarla hasta sus máximos potenciales; se centran en hacer realidad sus sueños y sus propuestas; pero no se preocupan, no se cuestionan, no se interesan, ni se preparan para esta pregunta final. Sin esto no hay nada ¿Cómo se va a enterar la gente que yo tengo algo que les puede interesar? Creen que, por arte de magia, al día siguiente de su lanzamiento, tendrán filas de compradores listos a apoyarles. Lo he visto muchas veces: sabios emprendimientos muriendo en la soledad, porque nadie se enteró jamás. Puedes tener el mejor producto del mundo, la solución más brillante, la más apetecida pero, si nadie sabe que existe, estarás destinado al fracaso. Seguro alguien que sepa cómo hacerlo, robará tu idea y la hará famosa, y la llevará al éxito mientras tú suspiras y te revuelcas en la impotencia… así que antes de lanzarte debes tener claro ¿cuál será tu estrategia para conquistar el mercado y, si fuera posible, para blindarlo de la usurpación?
Lo sé. Nadie dijo que iba a ser fácil. Pero si quieres llegar lejos y mantenerte en el tiempo debes saber hacer tus movimientos. Más allá de las ganas y del afán por arrancar, debes moverte con inteligencia, con tino y mucha paciencia. Es el secreto de los emprendimientos de largo aliento. No quieres ser fugaz. Un buen emprendedor debe serlo todo: creador, publicista y buen administrador.
¿Maneras? Hay muchas. Grandes campañas con grandes recursos, patrocinadores, inversionistas, amigos con buenos contactos; pero la mayoría de estos caminos significan dinero o algún tipo de inversión, que seguramente muchos no tenemos, y tampoco es seguridad de éxito.
Siento que hoy en día el tema de compartir la emoción de nuestros sueños es la más segura estrategia. Ahí están las redes sociales, los canales de difusión más poderosos que jamás hayan existido (estoy llegando a ti a través de ellos ¿aun crees que no son el camino).
He visto cómo muchos emprendimientos han empezado a crear comunidad mucho antes de ser una realidad. Han ido contando los pasitos que van dando, mostrando las pruebas, las fotos, la emoción, la expectativa antes del nacimiento de una gran idea; han ido construyendo una historia previa con la que, poco a poco, muchos han empezado a identificarse… de repente, el día que salen a la luz tienen una gran cuenta y, PUM, todo el mundo quiere ser parte de su éxito, porque conocen la seriedad y el corazón de lo que se ha construido, porque la han hecho suya y son conscientes de la lucha y la honestidad con que ese camino fue forjado! Se puede hacer en cualquier tipo de emprendimiento. Fue lo que hice yo, pase años creando una enorme, honesta y justa comunidad de comelones, y ya has visto los resultados! Juntos hemos liderado las más sabrosas revoluciones.
A partir de ahora vas a trabajar en dos frentes igual de importantes si lo que quieres es triunfar y no tienes suficiente capital. Uno, tu emprendimiento (con pasión, entendimiento y bondad). Dos, como vas a comunicar tu emprendimiento con la suficiente fuerza para asegurarte que todos sepan que aquí estás. Pero ponte a trabajar ahora, crea una cuenta ahora en Facebook, en Instagram y en Twitter y empieza a hablar ahora! Este camino, el de tu emprendimiento lo empiezas a construir ahora, sin disculpas ni demoras! Verás lo fácil y lo útil que te resultará después!
¿TIENES MIEDO? YO TAMBIÉN TENGO MIEDO MUCHAS VECES
Habrán días difíciles, como este. Días en que te sentirás mal, muy mal. Te dolerán las entrañas, el maldito huequito en el estómago que te hará temblar. Te sentirás inútil, perdido, vacío. Sentirás que todos tenían la razón, que todo lo que te decían era verdad: tú no puedes, tú no vales, tú no eres capaz… que eres un inútil y que aquí nada va a cambiar ¿cuál emprendedor? solo eres un soñador, un idiota que no quiere aceptar la situación, póngase a trabajar, busque puesto, sea serio. Te darán ganas de echarte a llorar, de mandar para el carajo todo lo que has caminado hasta hoy, y tristemente la mayoría lo hacen, la mayoría votan todo, por eso son tan pocos los que alcanzan el éxito. Qué pesar, podrían ser muchos más.
A todos nos pasa. Hasta a los más exitosos les pasa. Todos los días no son tan brillantes y hay momentos en los que todos quisiéramos tirar los guantes. Lo importante en esos momentos es que te hagas consciente del bajón para poderlo controlar: sí, estoy aburrido, pero en un rato pasará! Sí, estoy deprimido, pero mañana pasará! Si te haces consciente de lo que te está pasando, empezaras a dominarlo. Evitarás que la negatividad y la tristeza nublen tu visión. Hoy caes anímicamente; pero mañana te levantarás con más seguridad.
Es secreto de los triunfadores. No es que la pasen bien todo el tiempo y que sus vidas sean un eterno camino de flores. Muchos triunfadores, aún en sus momentos de gloria, también quisieran tirar la toalla cuando los invade la tristeza, cuando se sienten confundidos, cuando no saben hacia dónde ir o qué decisión tomar con su emprendimiento… ¿por qué? porque somos humanos y porque los humanos unos días estamos bien y otros estamos no tan bien; pero lo que los hace grandes y diferentes es la consciencia de saber que ese mal momento también pasará mañana y estarás listo para dar la pelea nuevamente. Pierden una batalla diaria, y lo saben, pero ganan la guerra de la vida entera. Es lo que diferencia a los grandes de los débiles, a los vencidos de los vencedores. Ese mantenerse firmes y caminando a pesar del miedo y la desesperanza, de caminar aún en contra de la propia desconfianza y la propia incredulidad. Siguen construyendo aun teniendo en contra todo, hasta su propia mente.
En este momento que te hablo, yo también estoy aburrido. Hay momentos en que no todo me sale tan bien, en que las críticas me pegan con fuerza y me siento débil anímicamente. Pero soy capaz de reconocerlo, soy capaz de detenerme y no auto destruirme; estoy tranquilo porque sé que mañana, todo volverá a la normalidad y volveré a reinar en mi pequeño mundo interior.
Así que si estás aburrido hoy… relájate y espera, yo también lo estoy y aún así me ves sonreír, me ves hablarte con tranquilidad y me escuchas repetir que mañana todo será mejor. No tomes ninguna decisión importante hasta que no te sientas completamente bien. No pares de caminar. Mañana la calma volverá. Recuerda. Las batallas más importantes hay que ganarlas primero desde adentro.
VENCIENDO A MI MAYOR ENEMIGO
Hoy vamos a empezar vencer a nuestro primer gran enemigo, al tonto que siempre nos está diciendo que no podemos, que no somos capaces, que no valemos. Ese enemigo que finge ser nuestro falso amigo al alentarnos; pero, cuando tiene la oportunidad, nos mete una cantidad de imposibilidades, de miedos e inseguridades en la cabeza. Es el peor enemigo porque respira, come y duerme contigo… y está justo aquí (en la cabeza), ataca justo aquí (en el corazón), en el centro de nuestros repetitivos pensamientos: no vas a poder, eres un fracasado, te vas a caer. Hoy vamos a empezar a vencer al único enemigo que realmente importa y el único que realmente puede hacernos mucho daño: ese enemigo eres tú mismo.
Así que la primera batalla la tienes que ganar desde adentro. Primero vas a trabajar en ti, para luego poder trabajar por los demás y triunfar. Si no estás preparado para el éxito y por un golpe de suerte el éxito te llega antes de estar listo, la caída tarde o temprano va a ser monumental.
Esta técnica que te voy a compartir hoy va a cambiar tu vida. Ojo; aunque suena a ficción o a palabrería espiritual, es realmente un tema de transformación poderoso. Durante muchos años me obsesioné con el tema de mi cerebro y sus respuestas emocionales ¿por qué hacía cosas a veces que no quería hacer, por qué él me controlaba a mí y no al revés? ¿Por qué trataba de destruirme, de hacerme quedar mal y de aburrirme en un montón de situaciones? Empecé a investigar, a estudiar, a tratar de encontrar una solución definitiva para transformar lo que Santa Teresa llamó: la loca de la casa, la mente que nos atormenta y nos persuade de no arriesgarnos, que nos mete miedo y nos quiere mantener sometidos a una inexistente seguridad. Concluí que parte de la solución era crear un mantra (como los mantras de los indios), y, a punta de repeticiones apasionadas, con fe y convencimiento en ellas, comencé a reprogramar lo que tenía dentro de esta mente cobarde, insegura y despiporrada.
Descubrí que esta técnica (la de las repeticiones), tenía una base científica y que realmente resultaba muy útil al crear una especie de auto hipnosis. Así que construí mi mantra con todo aquello que yo quería corregir o potencializar de mi. Empecé a repetirlo decenas de veces al día, desde hace 5 años. Hoy puedo decir que soy otra persona: más valiente, más humana y mucho más exitosa. La idea es que tú construyas tu propio mantra, con lo que te falta, con lo que quieres, y lo repitas hasta que tu mente, y tú mismo, estén convencidos de lo que allí se ha sentenciado ¿qué pasó? ¿Empezó a lloverme el éxito y el dinero de la nada como magia? No. Pero lo que sí pasó fue que mi mente, de repente, empezó un día a generar ideas de negocio que ni yo podía creer. Tenía dentro de mi cabeza tantas ideas, tan genuinas y tan bien elaboradas que no hay otra respuesta correcta: el mantra transformó mi mente, la puso a trabajar. Es como si hubiera despertado un dragón interior, una creatividad superior que todos los días me plantea una solución y una idea mejor.
Mi mantra:
Soy fuerte, soy inteligente, soy amoroso, soy humilde, soy feliz y muy exitoso. Adoro el dinero y por eso me llega en grandes cantidades y sé cómo utilizarlo.
5 años llevó ya repitiéndolo decenas de veces al día. Ahora estoy convencido que Soy fuerte, que soy inteligente, que soy amoroso, que soy humilde, que soy feliz y muy exitoso. Ahora, de verdad, dejé de ser mi enemigo interior para convertirme, en mi socio mayor!
Escribe tu mantra y empieza a cambiar AHORA. No va a ser en un minuto. Así que empieza ahora, confía en él. Mi transformación empezó después de casi 2 años de repeticiones después ¿Fácil? Nadie dijo que iba a ser fácil ¿Rápido? Nadie dijo que iba a ser rápido; pero real y efectivo sí que es.
Este artículo ha llegado en el mejor momento de mi vida, hace poco renuncié a mi empleo “seguro” por ir tras mis sueños … quemé los barcos, muerto de miedo pero con mucha emoción de iniciar este camino! Gracias Julio por compartir tu historia!
G R A C I A S. Realmente inspirador para mantenerme en acción
Hola tu historia es muy parecida a la mía, tengo 20 años de estar emprendiendo, muchos negocios he fracasado y todavia sigo insistiendo, me gustan tus secretos para lograr el éxito, me identifico con ellos.
Gracias por tu aporte para todos los que decidimos emprender, y seguir luchando por prosperar.
Que Dios te siga bendiciendo y que compartas mas motivaciones para los emprendedores
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